30/4/10

Saber escuchar: Los frenos



Cada vez que escuchamos nos enfrentamos a una serie de fuerzas internas y externas que frenan, impiden, bloquean o no ayudan a meternos de lleno en ese importante proceso de escucha. Creo que existen tres tipos de frenos.

1. Frenos de tipo fisico. Por lo general son los más fáciles de localizar y nos impiden que fisicamente no estemos al 100% de lo que podemos en nuestro proceso de escucha. Todo tiene que ver con nuestra realidad física o con la que nos rodea. ¿quien de nosostros, por ejemplo, no ha experimentado cansancio, incomodidad, hambre, sueño, etc. cuando estabamos hablando con otra persona? Pero al mismo tiempo hay otros aspectos de tipo físico que pueden distraernos y que no tienen que ver con nuestra actitud corporal sino con el medio en el que nos encontramos y que nos impiden una concentración real: ruidos, obras, televisiones, niños y un sin fin de cosas que pululan a nuestro alrededor y que pueden distraernos o no pemitirnos centrarnos en capatar los mensajes tanto físicos como emocionales de la persona que está frente a nosotros. Ser conscientes de ello y procurar alejar o minimizar esos ruídos no sólo nos ayudarán a centarnos mejor sino que permitirán a nuestro interlocutor saber que estamos interesados en lo que se nos está comunicando.

2. Nuestros propias emociones y sentimientos. La persona que nos habla está compartiendo ideas, creencias, valores, sentimientos que en un momento dado pueden caminar alienadas con las nuestras o puede que vayan radicalmente en contra de lo que somos o sentimos. Aquí corremos el riesgo de identificarnos o no con lo que se dice o comparte, podemos caer en la tentación de tomar cierta postura en contra o a favor, de simpatizar o sentir rechazo. Nuestros sentimientos pueden involucrarse de tal manera que nos impedirán ver con objetividad lo que tenemos en frente nuestra. Imparcialidad, interés y profundización por lo que se está diciendo y compartiendo es lo que tiene que marcar la escucha. Lo que yo crea, sienta o viva es importante, pero no puede servir como freno u obstáculo para poder captar, desarrollar y profundizar en lo que la otra persona está diciendo. Ahí es donde viene el enriquecimiento: alejarme por un momento de lo que yo soy para adentrarme y ayudar a adentrar al otro en su propio mundo.

3. Nuestras propia creencias prejuicios, ocupaciones de la mente, valores y crencias. La escucha no es un espacio para luchar o para contraponer ideas, valores y creencias. Lo importante es aprender del otro. ¿Cuántas veces tenemos las respuestas preparadas antes de que el otro acabe de hablar, simplemente para defender nuestras posiciones, y no acabamos ni tan siquiera de comprender y profundizar en las del otro? ¿Cuántas veces la única posición que parece valer la pena subrayar y valorar es la nuestra? ¿Cúántas veces descalificamos de antemano las ideas posiciones o situaciones de los demás sin tener en cuenta de donde parten, lo que significan y lo que buscan?

El arte de escuchar es una atrea en la que el otro alcanza una importancia tal en la que el que escucha parece quedar relegado a un segundo plano. Pero es que es solo respetando y valorando a los demás como podemos no solo enriquecer nuestras vidas sino también hacer que nuestra riqueza pueda ser, en un momento determinado, tenida en cuenta.

29/4/10

El camino de la escucha



Si bien sabemos que escuchar es importante y que todos necesitamos sentirnos escuchados cabe preguntarnos ahora cual es el camino o el proceso de la escucha. En la escuela nos han enseñado casi de todo un poco pero, ¿nos han enseñado a escuchar?

Estoy frente a una persona que me está hablando y lo primero que tal vez tendría que tener en cuenta es: ¿en que me va a enriquecer el poder escucharla? ¿Por qué me pide que la escuche? Muchas veces tenemos la intención de querer ayudar, en querer aportar algo a la vida de los demás. Es una actitud en la que nos sentimos útiles y en la que nos vemos a nosotros mismos "haciendo el bien" porque aconsejamos, mostramos pautas, iluminamos la experiencia del otro, etc. Esta actitud nos lleva a tener la cabeza ocupada con posibles soluciones a lo que se nos está pidiendo y ello puede apartarnos del silencio que posiblemente se nos esté pidiendo para simplemente escuchar, que puede ser el objetivo único que se pretende por parte de la persona que viene a nosotros. Es por eso que la pregunta sobre lo que esperamos a la hora de escuchar es importante. Si lo primero que esperamos es ayudar al otro posiblemente nos estemos adelantando a algo que no se nos pide. En cambio si cuando escuchamos lo que pretendemos es enriquecernos del otro, de sus sentimientos, de sus valores, de sus impulsos y de su vida, ahí posiblemente sí ya estamos escuchando pues estamos atentos, prestamos atención a lo que se nos dice, a lo que alguien quiere expresar sin mezclarlo con nuestras propias pretensiones.

Escuchamos palabras, sonidos, sentimientos, experiencias pero también escuchamos la forma en como se expresan a través de las actitudes corporales, de las miradas, de los gestos y de los sentimientos que podemos ver con nuestros propios ojos. Es ahí donde la palabra y el cuerpo, lo sentido y lo vivenciado entran en una comunión profunda y entramos de pleno en la vivencia de la otra persona. Es ahí cuando nos ponemos en los zapatos del otro, es ahí donde la comunión, el silencio, la mirada, la mano, el gesto e incluso la pregunta sencilla intenta mostrar al otro que estamos ahí, que le entendemos, que comprendemos lo que hay dentro de su mente y de su corazón.

Es a partir de las escucha donde identificamos lo que la otra persona quiere de nosotros: ¿tan sólo que la escuchemos? ¿que posiblemente la entendamos? ¿qué le demos una mano? ¿que le aceptemos tal cual es, sin valorarla, aconsejarla, guiarla o hablarle de nuestra experiencia?

El silencio que escucha, percibe y conoce tan solo deberíamos romperlo para confirmar si lo que estamos escuchando es lo que realmente entendemos y para clarificar lo que no tengamos claro. Después de escuchar nos sentiremos enriquecidos y en la medida que plasmemos ese enriquecimiento retroalimentaremos al que nos está hablando.

Te invito a ver esta presentación sobre la escucha que es muy esclarecedora.



28/4/10




Una de las dificultades que más podemos encontrarnos a la hora de discernir la realidad en la que nos encontramos es la de saber ver y la de saber escuchar. Dentro de los ruidos mentales o psicológicos que pueden interferir en nuestra intención de controlar las situaciones es la de engañarnos a nosotros mismos queriendo ver y queriendo escuchar en el otro lo que deseamos. Inconscientemente podemos obligar al otro a darnos la respuesta que queremos o, sin que el otro nos de la respuesta que queramos, podemos entender que nos la ha dado del modo en que nosotros pretendemos.



El tener una idea o un objetivo en la mente y el tener una obsesión al respecto nos obliga a pensar y a ver la realidad muchas veces en esos términos, con toda la subjetividad del mundo, de forma totalmente parcial y sin posibilidades de poder apreciar otros aspectos de la verdad, de la realidad o del mundo de otra la persona o de la situación con la que nos confrontamos.



Silencio y una actitud de apertura y recepción a lo nuevo y a lo distinto puedes ser las llaves para abrirse a nuevos mundos, nuevas ideas, nuevas actitudes que puedan iluminar nuestras propias vidas, darles un poco más de luz, más sabor y más amplias perspectivas. El silencio, más allá de empobrecer una escucha o una relación, es una actitud de respeto, de apertura, de apreciación y de enriquecimiento ante otras personas, realidades, culturas, objetivos o estilos de vida. Es una manera de abrirse a otros y al mismo tiempo de contrastar nuestras experiencias, ideas, creencias, valores y posturas de tal manera que salgan mucho más fortalecidas.



A modo de ejemplo una bonita historia de Tony de Mello en su Libro la Oración la Rana 2:



Una joven y activa mujer manifestaba unos inequívocos síntomas de «stress» y de excesiva tensión.

El médico le recetó unos tranquilizantes y le dijo que volviera al cabo de dos semanas.

Cuando volvió, el médico le preguntó si había experimentado algún cambio. y ella respondió: «No,

ninguno. Pero sí he observado que los demás parecen bastante más relajados.»

27/4/10



¿Cuántas veces nos vemos en una encrucijada en la que tenemos que decidir un camino u otro? ¿Cüántas veces se nos nubla la vista cuando entre uno y otro se juntan sentimientos, valores, situaciones personales o familiares que condicionan una decisión correcta?

Tres aspectos importantes son los que tendrían que estar claros dentro de nosotros mismos: El racional, el emocional y, por así decirlo, el espíritual.

El aspecto racional tal vez sea el  primero a tener en cuenta, ya que no sólo de emociones vive el hombre, ni tampoco de su propia conciencia. Analizar con realismo los pros y los contras de los diferentes caminos a seguir es importante. Y lo es más cuando lo anotamos en un papel, cuando somos capaces de reunirlos en una hoja y poder verlos ahí, de forma visual, tangible, concreta. Escribir, ya es un paso, leerlo ya es otro. Son dos pasos iniciales importantes que desde la psicología nos dicen que tienen mucho efecto a la hora de ver claro.

No es lo mismo que tenga las cosas claras en la mente que verlas escritas en una hoja de papel. Sobre el papel las cosas pueden parecer mucho más claras. Así pues...., puedo tener dos o tres o cuatro caminos que tomar. ¿Qué tal si ante cada camino ponemos dos columnas con los pros y los contras? ¿Qué tal si una vez escrito valoramos con tranquilidad todos sus aspectos positivos y negativos con una nota? ¿Qué pesa más? ¿Por qué pesa más? ¿Que voy a ganar y que voy a perder?

El aspecto psicológico es también importante, ya que es donde tengo que analizarme en cómo me voy a sentir tomando yo una u otra decisión. Es el análisis de lo que suponen esos retos para mí, para mi entorno y para la gente más importante en mi vida. Cada decisión tiene un beneficio y un coste emocional. Si soy capaz de analizar los costes y los beneficios, y si soy capaz de visualizarme a mi mismo y a los míos en cómo nos sentiremos, ¿seré capaz de asumir el reto de una u otra decisión? ¿Cómo vivo esa decisión en mi mismo, en mi cuerpo, en mis sentimientos a la hora de visualizarla de forma real y sin querer engañarme?

El aspecto espiritual tiene ciertta trascendencia. Es el aspecto de la conciencia que tarde o temprano suele aflorar dentro de cada uno de nosotros. Emprender un camino que no se alinee con nuestros valores y nuestras creencias, o que no busque la propia felicidad o la del entorno es elegir un camino que suele pasar factura. Podemos navegar contra corriente por espacio de un tiempo pero, ¿durante toda la vida? ¿podemos obligar a los demás a andar por caminos que van en contra de sus sentimientos, creencias o valores.

Alguien señalaba en alguna ocasión que una buena toma de decisiones podría tomarse si tomaramos conciencia de que estamos ante el ultimo suspiro de nuestra vida, en el lecho de muerte. Si lo estuvieramos en realidad, ¿qué decidiriamos? ¿Por qué? Quizás en uno de estos momentos es cuando vemos con más nitidez lo que queremos o lo que habríamos querido para nuestra vida. Tal vez en el momento de nuestra partida queramos viajar ligeros de equipaje, con las mejores decisiones y sin querer haber fallado.

Todo en la vida es equilibrio,

26/4/10

Saber escuchar:



Decir que el silencio tiene que estar en el fondo de una conversación puede ser una contradicción, pero la realidad es que cuando falta el silencio pueden saltar ciertas actitudes que pueden echar por tierra la buena actitud que tenemos en la vida. Si hace unos dias comentaba que es fácil ponernos a pensar, interpretar o juzgar lo que la otra persona dice hoy me gustaría comentar otra aspecto no menos importante que podemos tener y con ello perjudicar el proceso de escucha y de ayuda: la actitud paternalista de dar consejos.

No es la primera vez en la que tenemos una actitud de ver las cosas desde nuestro punto y de aconsejar a la otra persona lo que tiene que hacer en su vida. Nosotros estamos en una situación y nuestro interlocutor está en otra. Mi vida se rige por una serie de valores y la de la persona que está enfrente se rige posiblemente por otros,  los mismos o por otros más. Lo más fácil es decir lo que hariamos nosotros en esa situación, pero sin jugarnos el tipo, ya que quien se lo juega es la persona que vive en ese momento la lucha de tener que decidir lo que tiene que hacer en su vida.

Silencio y hacer preguntas, como diría Socrates o Einstein, para que la persona deje salir para fuera todo lo que lleva dentro y al mismo tiempo para ayudarle a profundizar en lo que vive, en lo que siente y en las decisiones que debe de tomar. Silencio, Escucha, Entender, Confirmar lo que se entiende, Permitirque se profundize en lo que se dice, en lo que se vive y en lo que se cree es una actitud, por una parte de respeto, y por otra de interés por la persona y su mundo.

Dejar nuestro mundo para entrar en el del otro. Olvidar mis vivencias para centrarme en las del otro. Relegar mis creencias y mis valores para observar las que están frente a mi. Pero sobre todo querer entender ese mundo, valorarlo, profundizar en él con el ánimo de que la persona se sienta escuchada y al mismo tiempo de que sea ella misma la que a través de nuestras preguntas se sienta acompañada y ayudada en la clarificación de sus sentimientos, de sus vivencias y de las opciones que tiene frente a sí.

Escuchar, callar, entender, preguntar, clarificar.... ¡Cuántas cosas para saber escuchar!

23/4/10

Aprender desaprendiendo



Comenzaba una canción de Roberto Carlos comentándonos sobre "cuánto tiempo perdido, cuánto tiempo oilvidado, es mejor ni pensar. Yo creí que sabía de todo, que entendía de todo, pero era un error. Pero ahora se: quien sabe menos las cosas sabe mucho más que yo....."

La verdad es que parece frustrante que a lo largo de la vida tengas que revisar cantidad de detalles en tu vida, en tus verdades, en tus creencias, en tus valores..., para seguir caminando en busca del éxito, de la felicidad, de la realización de tus sueños.

Es frustrante y al mismo tiempo una necesidad, un reto y un aliciente.

Una necesidad, porque el mundo gira y no para, la vida nace y constantemente caminas hacia un destino donde concluyes toda la tarea que tienes o quieres realizar. Todo es movimiento, nada se para, todo fluye y nada se estanca. Y nosotros somos parte de un proceso natural en el que tenemos que movernos, adpatarnos, evolucionar, florecer y morir. El cambio es la constante de un proceso de la naturaleza.

Un reto, porque vivimos generalmente buscando un mundo de seguridades en las que podamos sentirnos cómodos, a gusto, sin tener que estrujarnos los sesos para saber que hacer en cada momento. El miedo nos invade ante la inseguridad laboral, afectiva, personal, empresarial o familiar. El miedo nos impide muchas veces caminar, movernos, evolucionar. Evitamos en la medida de lo posible las situaciones stresantes.

Un aliciente, porque no hay nada como ver crecer y evolucionar a un niño, a un adolescente, a una persona y; ¿por qué no?, a uno mismo. Miramos hacia atrás y podemos ver y observar cantidad de situaciones de pasos que hemos dado, las innumerables situaciones que hemos y que nos han enriquecido, lo que somos y lo que eramos. Nos sentimos orgullosos de ello y sabemos que la vida, a pesar de lo que cuesta conseguirlo, nos espera con cosas nuevas que de alguna manera nos enriquecerán.

En la teoría de la evolución de las especies sabemos que las especies, y nosotros somos una de ellas, o se adaptan o se mueren. Adpatarse es integrarse, es aprender algo nuevo, es evolucionar y permitir que la vida nos vaya agregando nuevas cosas. Y la adaptación requiere que vayamos dejando atrás algunas ideas, conceptos, valores, creencias, hábitos, costumbres que ayer tenían un inmenso valor y que hoy pueden ya no tenerlo y que pueden estar haciendonos un flaco favor.

Alguien hablaba que todo el sistema de verdades, creencias y demás pueden tener hoy en día una fecha de caducidad. Los beneficios que todo ello nos ha aportado, el valor sentimentgal que puede tener para cada uno de nosotros, el apego que podamos tener o la dependencia afectiva que pueda haber con personas que forman parte de ese legado moral. ideológico, religioso o material hacen que a veces nos apegemos como lapas a situaciones y creencias que hoy por hoy no nos permiten crecer como personas indpendientes, autónomas, maduras y responsables.

Hay que aprender, y al mismo tiempo desaprender lo aprendido. Hay que evolucionar, y al mismo tiempo, dejar atrás lo que hasta hoy nos ha permitido evolucionar. Qué importante es ser lo suficientemente libre como para despegarse de lo que nos tiene amarrados de pies y de manos impidiéndonos ser nosotros mismos, caminar, adaptarnos, evolucionar y realizarnos como personas que amamos plenamente la vida, que nos amamos a nosotros mismos, y que por ello somos capaces de amar a los demás.

Aprender, si, desaprendiendo, para seguir aprendiendo, libres, libres como el viento que surca de un lado a otro cualquier rincón de la vida. Aprender, una bonita tarea, de tomar y solatar, de hacer algo de uno mismo y al mismo tiempo de dejar libre sin depender de ello para seguir dando el paso que hay que dar.

¿Una prueba de como aprendemos y desaprendemos?

Antes pensaba......................
Ahora pienso.......................
Lo que me ha hecho pensar esto ahora es................


Antes creía.........................
Ahora creo........................
Lo que me ha hecho creer de forma diferentes es............


Antes sentía......................
Ahora siento....................
Lo que me ha hecho sentir diferente es..........................

22/4/10

La Escucha


"Nos han sido dadas dos orejas,
pero en cambio una sóla boca,
para que podamos ir más y hablar menos."

Zenón de Elea


La Escucha es uno de los grandes caballos de batalla en nuestras relaciones pesonales y profesionales. Es natural que en el proceso de escucha nos perdamos muchas veces por culpa de la cantidad de ruídos internos y externos que podemos tener, así como de actitudes en las que muchas veces antes de que el otro acabe de hablar nosotros ya tenemos una respuesta en la boca o nos hemos forjado una interpretación de lo que la otra persona nos quiere decir. El resultado es que la comunicación no se produce tal y como uno quiere.

Lo primero a tener claro es que no es lo mismo "oir" que "escuchar". Oir es un prceso fisiologico del cual podemos ser conscientes o no. Oir podemos hacerlo mientras estamos pensando en otras cosas. Estudiamos, trabajamos, hablamos con otras personas y a nuestro alrecedor hay sonidos que entran en nuestro cuerpo y que podemos procesar o no.

Escuchar ante todo es prestar atención e ineterés por lo que alguien está comunicando y, entre otras cosas, el silencio es una parte muy importante en la escucha. El silencio físico y mental es importante.

El silencio físico es el que tenemos cuando dejamos hablar a la otra persona, cuando no interrumpimos a no ser para que se nos confirme por parte del interlocutor si lo que estamos percibiendo es lo que él quiere decir o no.

El silencio mental es el que se guarda para centrarse simple y llanamente en lo que se está compartiendo. No lo mezclo con mis ideas, mis experiencias, con mis prejuicios o con mis valores. El silencio mental es el que no critica, no cuestiona, no juzga o incluso no valora si lo que se está diciendo es verdadero o falso, racional o irracional, congruente o no. Escuchar es prestar atención e interés en conocer, valorar y comprender lo que se está diciendo, se esté de acuerdo o no.

El silencio mental nos permite ponernos en el lugar del otro y llegar a sentir y a comprender lo que la otra persona está compartiendo. De esta manera se nos abre un mundo nuevo con la posibilidad de aprender y de enriquecernos ante lo que se nos está diciendo. La escucha, precisamente, es eso lo que aporta, nuevas visiones, perspectivas, ideas o valores que podemos integrar en nuestras vidas o dejarlos a un lado si no las compartimos, pero son cosas que realmente enriquecen nuestras vidas.


21/4/10

Venciendo los miedos


Recuerdo que era la primera vez en que cogí el avión para salir de forma definitiva de mi tierra. Vuelvo a tener en cuenta aquellos pies que subían las escalerillas del avión que me llevaría a una tierra nueva, diferente y desconocida donde, en principio, pasaría mis siguientes cuatro años antes de volver a ver a mi tierra y a los mios.

Había dos miradas: una hacia lo que dejaba atrás y otra a lo que posiblemente podía encontrarme en mi nuevo destino. La primera producía inseguridad, miedo, ansiedad, incertidumbre. Dejaba lo conocido y lo cómodo, por lo que podía ser dieferente, inseguro e incierto.

La decidión de hacia donde mirar era mia, la de alimentar una visión u otra era mía, lade sentir nostalgia o ilusión era mia. Yo era el responsable de alimentar los sueños en una u otra dirección.

Seguí subiendo y decidi, con paso firme, visualizar de forma enriquecedora la nueva etapa de mi vida que empezaba a tomar forma. Opté por lo que realmente quería, por lo que deseaba, por lo que me hacía ilusión. Y mi vista, mi mente fijaron el objetivo delante de mi. No era cuestión de mirar hacia atrás, sino de alimentar y darle forma a lo que había frente a mí.

Me sentí bien, seguro, tranquilo. La batalla interior parecía ceder, dar paso a una etapa de construcción, de ideales, de proyectos. Lo positivo comenzaba a formar parte no solo de mi mente sino también de mi cuerpo, un cuerpo más relajado, seguro, fuerte, confiado y decidido.  Cuerpo y espíritu habían parecido llegar a un acuerdo.


El pasado ya no era un obstáculo, el presente daba pasos firmes y se convertía en futuro en acción. Vivía el momento con la mirada puesta en el futuro, pero con el peso del presente saboreando el paso que daba. Comenzaba a ser el cocinero de un nuevo plato que intentaba darle más sabor a mi vida y a la de los demás.

El plato se fue fraguando poco a poco. Mi experiencia de cuatro años, inolvidable, enriquecedora, excepcional. Simplemente es cuestión de dejar que en la mente los sabores positivos y los ingredientes nuevos le den forma y sabor a las nuevas experiencias de la vida.

Menstalidad positiva, apertura a lo nuevo, forjar nuevos proyectos, ser dueños del propio caminar. Una nueva andadura.

20/4/10

Armonía


Es curioso como muchas veces cuando hablamos de perdonar nuestra mente se fija siempre en la persona que supuestamente nos ha ofendido. "No puedo perdonar", oímos de forma constante y con cierto dolor.

¿A quíen debemos perdonar? ¿Al otro? ¿A nosotros mismos? Fíjate por donde que muchas veces nosotros mismos somos objeto y sujetos de la situación que nos causa dolor y por la cual no somos capaces de perdonar.

Somos sujeto porque de una u otra manera nos dejamos herir. Somos vulnerables, sensibles y en cuanto el dolor toca a nuestra puerta nos encerramos como el caracol o como la tortuga, acechados por el miedo y por esa sensibilidad que ha tocado ciertas fibras dentro de nosotros.

El primer paso tal vez sea reconciliarnos con nosotros mismos, o lo que es lo mismo, volver a ser libres para salir de ese caparazón que no nos permite ver la luz, que nos impide respirar con naturalidad o simplemente caminar como sabemos hacerlo.

Las primeras victimas del no perdonar somos nosotros mismos porque con el rencor, resentimiento o dolor perdemos esa libertad de ser nosotros mismos.

La persona que nos ha ofendido, consciente o inconscientemente, deliberadamente o no, prosige su camino, con dolor o sin el. Pero yo..., yo sigo sintiéndome aguijoneado en cada momento por lo que ha suceido, sigo siendo un preso de lo que ha pasado.

¿Qué sucede cuando me perdono por haberme sentido tan vulnerable? Me reconcilio conmigo mismo, prosigo mi camino por la vida, vuelvo a ser yo.

Te propongo algo tan absurdo como tomar una pila de libros y mantenerlos en tus manos estando de pie y sin descanasar surante tres o cuatro horas. ¿Serías capaz de hacerlo? Tal vez si, pero lo más probable que no, simplemente porque es absurdo, tan absurdo como mantener el mismo peso o más en nuestra mente por espacio de dias, semanas, meses o años.

Saber aceptar las cirunstancias, saber vivir con ellas y saber desprenderse de ellas es lo que el perdón lleva trás de si.

Tendremos que ir soltando muchas amarras que nos atan y que nos impiden ser libres.

Una bonita presentación sobre el perdón, reconciliación o libertad de seguir siendo uno mismo a pesar de las situaciones.

19/4/10

¿Expectativas?


Leía el otro día que a mayor número de expectativas, mayores posibilidades de frustración y mayores procesos de ansiedad.

Pero como la vida es riqueza, también leía en otra ocasión que cuanto más lejos apuntes, más te alejas de la situación en la que se pueda estar a sabiendas de que no vas a alcanzar el objetivo tan alto como te lo has propuesto.

Hay otra realidad y es la de que los seres humanos tenemos la capacidad de pensar y por ello la capacidad de soñar. ¿En donde estaríamos en estos momentos su nuestros sueños no nos hubieran hecho crear expectativas?

La vida está hecha de equilibrio, un equilibrio que muchas veces no acabamos ni de entender ni de aceptar. El sueño y la expectativa es parte de la vida, el equilibrio lo pone la libertad que nos permite vivir con expectativas, pero sin estar y vivir apegado a ellas; la libertad de ser uno mismo sin tener que alcanzar obligatoria y obsesionadamente esos sueños; la libertad de ir caminando hacia algo pero prestando más atención al camino y al proceso que al sueño en si.

¿Equilibrio? Yo creo que si.

16/4/10

Saber ser en todo momento



Es fácil sucumbir ante las situaciones, es lo que me decía una amiga en el día de ayer. La vida nos ahoga, comentaba. Las relaciones de pareja, la situación de los hijos, el verme sola totalmente y tener que salir adelante yo y hacer salir adelante a mis hijos. La presión que he recibido durante estos ultimos años ha sido mucha, y en esa presión la tentación de arrojar la toalla, de renunciar a mis ideas y valores ha estado golpeando mi cabeza en todo momento. Mi única esperanza era Dios, el único que podía ayudarme, el único que no me daba la espalda y el único que en medio de la oscuridad me dejaba entrever la posibilidad de la luz en algún momento del tunel. Y aquí estoy, viva, saliendo adelante y permitiendo que la vida deje a mis hijos salir adelante, sin dar incluso la espalda a quien en un momento me la ha dado.

Coherencia, fe y confianza en lo que se cree y en lo que se quiere alcanzar en la vida es lo que diría yo que tiene esta amiga mía. ¿Qué espero yo de la vida? Tal vez no es la respuesta correcta. ¿Qué quiero y espero yo de mí? ¿Que quiero aportar yo a la vida? Son preguntas que se me antojan mucho más importantes, profundas, positivas, racionales y con perspectiva de futuro y de crecimiento personal.

No podemos dejar de ser nosotros mismos. Las personas, las circunstancias pueden avasallarnos y pueden hasta llegar a moldearnos. Tal vez podamos confundir la madurez con la resignación, y creo que nos equivocariamos. La madurez es la capacidad de asumir de forma resposable la circunstancia que nos toca vivir, no viviendola de forma pasiva sino más bien viviendola a tope con una de las grandes oportunidades de nuestra vida de poder aportar algo nuevo a nuestras vidas.

Yo soy yo y mis circunstancias, decía Ortega y Gaset. Yo soy yo, además y a pesar de mis circunstancias, diría yo sin infravalorar a Ortega. El saber ser además y a pesar de las circunstancias me da una mayor confianza y credibilidad a mismo, me permite conocerme, controlarme y controlar en la medida de lo posible las circunstancias.

¿En qué circunstancias he perdido o he estado a punto de dejar a un lado mis valores y mis creencias más profundas?

¿Dónde pierdo fácilmente el control de mi mismo y de mis objetivos?

¿Dónde he salido victorioso y sabiendo controlar sentimientos, creencias y valores?

15/4/10

Vivivr en la sombra


¿Donde se encuentra la clave del éxito? ¿tener éxito social? ¿saber vivir en la sombra?


Hace tiempo me comentaba una amiga mía sobre una conocida que no soportaba vivir a la sombra de alguien. ¿que sucedía, en consecuencia, en la vida de esta persona? Insatisfaccion, frustraccion, protagonismo, voluntad de dominio, infelicidad y otras cosas más.



¿Tenemos que ocupar un primer plano, salir en la foto o ser el centro de las miradas para alcanzar el éxito? ¿Es posible sentirse plenamente realizados en en segundo, tercer o cuarto plano? ¿Qué pasaría si nadie me reconoce o me valora?


Cuando mi valoración o autoéstima depende de los demás...., malo, preocupante. ¿Te has zambullído alguna vez en alguna actividad, tarea o situación en la que te has olvidado de lo que sucedía a tu alrededor, no has llegado al objetivo propuesto y disfrutaste como nadie de lo que hacías? Nos enfrascamos en algo que realmente nos gusta y nos sentimos realizados, perdemos la noción del tiempo y somos las personas más felices del mundo. Fíjate en un niño, en la cantidad de veces que juega sólo con unas piedras, con un poco de tierra y se siente plenamente feliz.


Es cierto que somos animales sociales por naturaleza, los somos. La soledad no buscada puede pasarnos factura y se puede convertir en un gran problema y en algo realmente duro de vivir, pero la peor soledad es la que me forjo yo mismo cuando quiero ser centro del universo y cuando, en realidad, no lo soy, sino que soy una ínfima y pequeña parte de él.

Ser uno mismo, disfrutar de lo que uno es, peinsa y siente es la base para saber estar en la vida y ante los demás. Creo que era Phil Bosman el que decía que "si amas nunca estarás sólo, pues tendrás a los demás en tu corazón". El problema es cuando sin amar queremos estar en el corazón de los demás: el reverso, ¿no?

14/4/10

Generalizar: El freno de "antemano"


"Las mujeres o los hombres son todos iguales", "nadie lo ha conseguido", "soy más torpe que nadie" y otras frases que se generalizan y acomodan en la mente nos influyen de tal manera que antes de dar un paso ya se nos quitan las ganas de darlo.

Cuando generalizamos las cosas, ya les estamos poniendo una etiqueta y, con ello, ya estamos prejuzgando situaciones o personas sin mucho conocimiento y fundamento de causa. Ello nos lleva a tomar una serie de decisiones que, probablemrnte, no se adecuen a la realidad y por ello podamos perder muchas de las oportunidades que nos da la vida.

Imagínate por un momento a los grandes inventores de la luz, del teléfono, de los aviones, de la telefonía movil, de internet, de medicamentos que son vitales para la vida humana....., imáginatelos ante la odiesea que tenían en la mente, ante los obstáculos que se topaban, ante los retos que tenían que asumir y ante todos y cada uno de los fracasos que tuvieron que asumir y pasar antes de llegar a la consecución de sus objetivos.

¿Te imaginas a todas estas personas pensando que no lo conseguirían porque "nadie hasta el momento" lo había conseguido, o porque procedían de ambientes que no les favorecía el poder culminar sus sueños.

En la vida podemos ver a gente que desde una posición de botones en un hotel ha llegado a  ser un auténtico magnate en la economía mundial. Hay personas que sin la movilidad que puede tener una ser normal y corriente llega a jugar al basket mejor que otra persona que no tiene que andar en silla de ruedas. Hace unos días tuve la oportunidad de ver a un ciego australiano pilotando un coche, en circuito cerrado y con otro piloto profesional en otro coche detrás guiándole, a una velocidad de 270Kms/hora. Y ahora el reto es de llegar a 300Kms/hora.

¿Quien dice que un ciego, que un bajo, que un sordo, que un torpe, que un feo, que un hombre, que una mujer, que un o una.........., no pueden?

Tal vez sea más torpe o más feo que.... otro u otra persona, tal vez tenga este problema o aquel, pero no puedo generalizar  y decir que por ello no se puede dar el paso, se feliz, alcanzar un sueño o transformar la realidad.

Admiro y son ejemplos para mi todas las personas que sueñan, que se sienten diferentes y que creen en las posibilidades de la vida. Admiro a los que no se dejan frenar por las generalizaciones y creen en si mismos y en los demás y se ven como la excepción que confirma la regla. Creo en la vida y en las herramientas que nos da para adaptarnos, para evolucionar y sobre todo para hacernos sentir que somos personas singulares con grandes capacidades.

13/4/10

Irracionalidad: un enemigo a evitar.



Nuestra propia mente puede ser nuestro primer enemigo a vencer cuando buscamos resultados. Las ideas irracionales pueden jugarnos una mala pasada.

Una de éstas ideas puede ser la idea del propio éxito en si.

¿Necesitamos imperiosamente tener éxito?

¿Qué entiendo por éxito en si?

¿Tiene que ser él éxito una obsesión de tal manera que nos bloquea mental o psicológicamente a la hora de buscarlo?

¿Es el éxito más importante que el proceso de buscarlo?

¿Qué pasaría si no alcanzo el éxito en la vida?

Yo destacaría dos tipos de éxito: el que consiga vivir cada momento de mi vida de la mejor manera posible y otro tipo de éxito que consiste un reconocimiento por parte de los demás.

El primero de los éxitos lo veo importante y fundamental. Vivimos, y por el mero hecho de hacerlo es necesario que lo hagamos saboreándolo lo mejor posible. Es más, en la medida en que saboreámos la vida no sólo la saboreámos, sino que permitimos que quien vive a nuestro lado recoja nuestros frutos.

El problema puede surgir cuando el éxito no depende directamente de nosotros mismos, cuando está por encima de nuestras posibilidades o cuando depende también del fracaso o del éxito de otros.

El mayor éxito no depende de los demás ni de su reconocimiento. El mayor éxito consiste en vivir y saber vivir cada momento que nos ha tocado por vivir. Lo que venga dado por añadidura, bienvenido.
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12/4/10

Razón vs Emoción


¿Que es más importante el control de las emociones o el del pensamiento?

¿Podemos controlar nuestras emociones sin controlar nuestros pensamientos o debemos controlar primero nuestros pensamientos para que a través de ellos controlemos las emociones?

¿Que es lo que hace posible que unos controlen sus sentimientos de una forma más fácil que otros? ¿Que sucede para que ante mismas situaciones se expresen los sentimientos de forma tan radicalmente opuesta?

Si en algún momento te paras a reflexionar sobre cualquier sentimiento que tengas podrás observar que detrás de cada sentimiento se esconde y se fundamenta una idea, una creencia o un valor que tiene un valor específico en nuestra vida con una gran capacidad para motivarnos o no.
Son en un principio nuestras ideas, racionales o irracionales, las que permiten movernos o paralizarnos, las que nos animan o frustran, las que nos levantan o nos tiran. Es el mundo de las ideas el que conforma nuestra realidad emocional y el que nos lleva a actuar de una manera u otra.

¿Cómo controlar esos pensamientos?

Primero, conociéndolos. Conocimiento es poder. Conocerlos y aceptar que están ahí.

Segundo, relativizándolos. Mis pensamientos, buenos o malos, no son la verdad absoluta. Existen otros pensamientos, otras maneras de pensar a mi alrededor que pueden contener muchas otras verdades. Contemplarlas, analizarlas, simplemente tenerlas en cuenta como meras posibilidades, abren el amplio expectro de cada uno, lo que permite de forma inconsciente el que ideas, que se han instalado fuertemente en uno, puedan perder la fuerza que tienen.

En tercer lugar, "un ¿porqué no?" ante el amplio expectro que tengo en mente. ¿Que beneficios obtendría yo y mi entorno por ello? ¿Qué pasaría si lo asumo en mí vida? ¿Qué ganaría con ello?

Detrás de los sentimientos hay ideas de ganancia o pérdida, de vida o de muerte, de éxito o de fracaso. Pero esas ideas, ¿son reales, son ciertas, son racionales o, por el contrario, son subjetivas, irracionales y engañosas?

Mente y Emoción, todo un mundo en el que investigar.

9/4/10

El poder de pensar diferente


A veces tenemos pensamientos que nos bloquean totalmente. ¿Es posible bloquear este freno que aportan a nuestra vida? A mi se me ocurre que si. ¿Como?



Imagínate por un momento en uno de estos pensamientos bloqueantes. Suele ocupar el centro de ti mente y por lo general ejercer el control de tus emociones.


¿Que pasaría si a esa perspectiva tuya le añades la de tres, cuatro o cinco personas más que conoces e incluso la de cinco personas más que son ajenos totalmente a tí situación? Se me antoja que a mayor número de ideas, más riqueza y, a más riqueza, menos fuerza puede tener cada una de ellas.


Divide y vencerás, dice el dicho. Y cuanto más dividas, más fuerza perderá lo singular para valorar más el conjunto. Entraríamos en la relatividad de las ideas, pensamientos y actitudes.


Es ahí donde, a mi parecer, las ideas bloqueantes darían paso a la riqueza de otras ideas y a una mayor libertad ante aquellas que nos frenan.


¿Tengo esa capacidad de tranquilizarme en la vida y de ver las muchas opciones que ésta me da ante cada situación?

¿Soy capaz de relativizar las ideas y pensamientos que me vienen a la mente?

¿Valoro las diferentes opciones que se pueden dar y busco todavía otras más?

7/4/10

Razón y Emoción



El coste emocional en todas nuestras empresas es fuerte al punto de inclinar hacia un lado u otro la balanza de nuestros resultados, bien sea desde el punto de vista económico, social o afectivo.



Leía en uno de los foros hace unos días que tenemos que inclinarnos por el lado del corazón, y sobre todo en una ´poca en la que los corazones pueden hacernos pasar por mal tragos. Además, ¿Qué papel juega la razón o la inteligencia en nuestra vida? ¿Somos solo razón? ¿Somos solo sentimientos? El equilibrio tiene que ser el punto de partida.



Por una parte tenemos la razón, y dicen que ésta nos distingue de los animales. Creo que la capacidad analítica de la persona humana es sumamente importante al punto que puede trazar, borrar, interpretar, abrir o cerrar muchos caminos por los que transitamos. En la razón se fraguan todas nuestras creencias y valores, nuestras ideas sobre la realidad y como vivirla. Nuestra razón es capaz de adivinar y escudriñar lo que hay detrás, encima y debajo de cada sentimiento que se produce en nuestra vida. La razón es esa gran fuente de energía capaz de canalizar y dirigir los pensamientos y los sentimientos sin dejar de darle importancia a toda la vida emocional con la que cargamos y que en muchas ocasiones puede convertirse en un gran lastre dentro de nuestra vida.



Si bien es cierto que las emociones pueden elevar nuestra creatividad, motivación y productividad en grandes escalas, también lo es que las emociones están alimentadas por ideas racionales o irracionales, verdaderas o ficticias, subjetivas u objetivas que pueden lanzarnos o frenarnos en nuestra vida cotidiana.



Emoción y razón, dos compañeras de viaje ineludibles para ir de la mano con ella y permitir que construyan puentes que nos permitan vivir la vida razonablemente en cada orilla, en cada tiempo y en cada situación.

Las cuatro estaciones

La vida no es tal y como la vemos, sino que es la suma de muchas maneras de verla. No es lo que yo percibo, sino el resultado de muchas situaciones que se dan a la hora de percibirla.

6/4/10

Los pequeños detalles en la comunicación



Puede parecer mentira, pero una palabra, una coma, un pequeño signo puede hacer que todo el sentido de un trabajo, de una tarea o de una vida pueda cambiar y dar al traste con todo lo que uno se ha propuesto.

Dentro de la comunicación muchas veces lo que emitimos y lo que es recibido por nuestro interlocutor no es lo mismo. Uno de los grandes errores que podemos cometer amenudo es acabar nosotros metalmente las frases de los demás.

En una ocasión un gran amigo mio, llamemosle Manu, le había dejado una importante cantidad de dinero a otro. No tenía prisa en la devolución. Existía una gran amistad entre mi amigo y su amigo, lamemosle Javier, y su pareja Inés, por ejemplo. No hubo papeles de por medio. Gratuidad, confianza, solidaridad en un momento de crisis, etc. El amigo y la mujer trabajaban juntos, y dentro del trabajo que realizaba ella tenía bastante contacto con otros empresarios. Ultimamente mi amigo Manus, veía a Inés hablando muy amenudo con un gran amigo suyo: encuentros a solas, cenas de negocio, etc. Siempre ellos dos sólos.

Un día, Inés, se acercó a su amigo y le dijo: Manu, tengo un problema serio que comunicarte. Manu, que intuía por donde iban los problemas, se adelantó y le dijo: "Te ha enamorado de otro". Inés abrió los ojos totalmente sorprendida y respondió con un lacónico: "Si".

El tiempo pasó y mi amigo necesito del dinero. Se dirigió a Inés y ésta le respondió: ¿Te acuerdas de aquella vez que te comenté que tenía un problema y tu me dijiste que si me había enamorada de otro? Mi amigo le respondió que sí.

Pues no estaba enamorada de otro, tenía un problema serio y es que mi marido es adicto al juego, se gastó el dinero que le dejastes y ahora tenemos que cerrar la empresa.

¿Escuchamos?
¿Confiermamos lo que los otros realmente quieren decirnos?
¿Llegamos a entender lo que ocurre y se cuece en el fondo de la otra persona?

Otro pequeño ejemplo lo puedes ver en ésta presentación donde otra de las dificultades es no entender el mensaje, ni confirmarlo y quedarse simplemente en lo que uno entiende.


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5/4/10

La importancia de las creencias

Si nos diéramos cuenta de la importancia que las creencias tienen en nuestra vida más de uno quedaríamos sorperendidos. Las creencias pueden tener dos aspectos muy importantes: limitarnos o potenciarnos en nuestro caminar por la vida.

No se si te habrá pasado en alguna ocasión que has tenido un objetivo que te gustaría alcanzar justo frente a tí; una ilusión, una meta. Y justo, dentro de ti o a tu alrededor, comienzas a escuchar voces que dicen: esto no es para ti, es imposible que lo consigas, otros lo han intentado y han fracasado y un largo etc. de pensamientos o afirmaciones que te echan atrás. Estas serían creencias que nos limitarían en nuestras vidas ya que nos impiden caminar hacia el logro de lo que queremos. Y lo peor de todo es que cantidad de veces estas creencias parten de un fundamento totalmente irracional, subjetivo y sin fundamento.



Las creencias potenciadoras son, por el contrario, ideas que intentan reafirmarnos como personas, hacer que confiemos en nosotros mismos y que llegan a capacitarnos para el logo o el éxito de lo que queremos y buscamos en la vida. Es la idea que, en el fondo de nosotros, deja nacer y crecer un ¿por qué no? Es la idea que confirma la autoéstima que tengo hacia mi y que, además, me hace sentir confianza, racionalidad, apertura y colaboración conmigo mismo, con los demás y con la vida.

A veces, dentro de lo que podemos llamar prudencia y otras ideas parecidas, se encuentran escondidas cantidades innumerables de creencias que nos frenan y que no permiten que avancemos.

Es hora de que analicemos todas y cada una de las creencias que subyacen en nuestro interior y que nos preguntemos por su base racional o irracional, por su capacidad potenciadora o limitadora.

Cuestión, simplemente, de verdadero y sincero autoconocimiento.
Enviado desde mi dispositivo BlackBerry® de Orange.

1/4/10

Todo bajo de control




¡Qué orgulloso te sientes de tu inteligencia!

Le dijo el maestro a uno de sus discípulos.

Eres como el condenado

Que se siente a gusto

de la amplitud de su celda.


Me llama la atención las personas que quieren tener un estricto control sobre los demás e imponen, a veces de forma dictatorial, autoritaria y violenta, sus ideas, sus modos de vida y las formas en como tienen que hacerse las cosas. Me he encontrado en más de una ocasión con gente así y me he parado en frente de ellos a reflexionar el porqué de sus actitudes.



¿Qué escondemos detrás de actitudes de control o de dominación y subyugación? La mejor manera de descubrirlo sería el jugar o desarrollar ese rol. ¿lo has hecho alguna vez? Nos sentimos el centro, es como si el mundo y sus personas giraran a nuestro alrededor. Creemos que todo podemos manejarlo, es decir, sentimientos de poder. Pero hay un sentimiento aún peor que me estremece: nos sentimos alguien.



¡Qué pena que necesitemos el poder, el control y el autoritarismo para sentirnos alguien! ¿Qué pasaría si no lo tuviéramos, dejaríamos de ser alguien? La grandeza del ser humano está en su singularidad y no en su capacidad de dominar a los demás. Lo grande está dentro de uno y nunca fuera. Lo que está dentro de mí siempre camina conmigo, los demás y lo demás hoy están y mañana quien sabe.



Uno mismo es la grandeza de la vida que sin quererlo contagia los demás. Me decía una amiga, que acaba de separarse, el otro día: Fernando, cuando eres tú misma nunca estarás sola, porque cuando actúas de forma natural los que son como tu se acercarán por lo que ven en ti de forma natural y no por las apariencias.



En cierta ocasión había una madre que acostumbraba a sobreproteger a su hijo y, además de ello, ejercía un control, un autoritarismo tan grande sobre él y unas grandes dosis de castigos consistentes en no salir que un familiar cercano al verlo pasar me lo hizo saber añadiendo además: cuando tenga 18 años se va de casa. Y efectivamente, antes de los 18 años estaba fuera de casa. ¿De qué sirve el control en tu propia vida cuando ves que ya no puedes controlar a los demás? Simplemente para poder ver tu propia pobreza y para darte cuenta que en esa pobreza necesitas de los demás para ser alguien.



¿Tiendo a querer controlar a las personas?

¿Qué pasaría si no controlara a nadie en mi vida?

¿Podemos vivir sin controlar a los demás?