11/1/10

Gestión del tiempo: Actitudes



No creo que sea fácil ser dueños del propio tiempo. No es cosa de llegar y de decir que uno hace lo que desea en el momento que lo desea porque, por suerte o por desgracia, somos seres sociales y, por ello, dependemos de nosotros mismos y también de los demás. ¿Cómo podemos, pues, llegar a ser los dueños y gestores de nuestro tiempo?

Un primer paso es el conocernos bien a nosotros mismos. Conocer nuestras virtudes y nuestros defectos, nuestras cualidades y limitaciones, aceptarlos y comenzar a programarnos el tiempo desde lo que somos creo que es el punto de partida. Nada mejor que partir desde lo que hay. Nuestro propio conocimiento nos hará ser realistas y saber hasta donde podemos llegar en lo que día a día, semana a semana o mes a mes nos marcamos como metas y objetivos.

La estabilidad es otro punto muy importante, y ésta estabilidad tiene que darse en todos los aspectos habidos y por haber. La estabilidad emocional, afectiva, económica, laboral y con las demás personas que nos rodean es clave. La estabilidad nos da el equilibrio que necesitamos para afrontar cada una de las tareas y de los objetivos al 100%. La ausencia de la estabilidad no nos permitiría rendir al máximo en todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida diaria.

La iniciativa propia es otro de los elementos importantes. En éste aspecto podemos vernos de manera clara y positiva que somos los gestores de nuestro tiempo ya que no nos dejamos arrastrar por el tiempo y por los acontecimientos sino que somos nosotros mismos los que con nuestra propia iniciativa vamos creando las circunstancias y los momentos que necesitamos para que el tiempo que necesitamos para nuestra vida sea una realidad. Y es más, la iniciativa conlleva la capacidad de reflexión necesaria para que las circunstancias, los pasos y los tiempos que se dan tengan un sentido coherente con los objetivos que nos marcamos y no sean simplemente caprichos dejados a la libertad de lo que podemos hacer en un momento determinado.


La reflexión conlleva el tener claro lo que quieres y hacia donde te diriges, y con ello también hay otro elemento muy importante que es saber y el ser conscientes de las dificultades que te puedes encontrar por el camino. Es una invitación a no ser cuadriculado y saber que en el camino tienes que ser flexible ante las contingencias que pueden surgir y tener a mano más de una opción para cuando las cosas no puedan ser como uno quiere. Flexibilidad, libertad, apertura a modificar en un momento dado los pasos a dar.


Otra de las cosas a tener en cuenta es el sabe trabajar en equipo, saber pedir ayuda y saber darla. Hay cosas que puede hacer uno mismo, pero las hay que puedes llegar a ellas echando mano de aquellos que viven o trabajan a tu lado. Delegar, compartir, asumir lo que hay que asumir y trabajar en equipo es parte de la humildad que se necesita y pone a prueba nuestra capacidad de comunicación. Es una forma de abarcar más sin tener que involucrarse en absolutamente todo al 100%. Uno vale por lo que es, pero también por lo que permite ser y desarrollar a los demás.


Hay cosas que a veces a unos nos cuesta más que a otros: la decisión, la constancia, el saber que el tiempo es importante y sagrado para poder conseguir los objetivos que se quieren alcanzar. A veces cedemos ante cosas que van surgiendo y que nos hacen quitar no sólo la vista, sino también los pasos de nuestros objetivos al punto de ceder siempre ante cosas que consideramos urgentes, per no importantes.

Por último hay que darle rienda suelta a la creatividad. Ésta, al servicio de los objetivos, puede dar mucho de sí a la hora de encontrar maneras y métodos de hacerlo todo de forma mucho más eficaz. Y con ella la capacidad reflexiva y evaluadora de lo que uno va haciendo de forma habitual para no dejarnos sorprender por cantidad de pequeños detalles que pueden robar tiempo a todo aquello que queremos alcanzar

Te dejo con Maná: Rayando el Sol. Espero te guste.



Contempla la belleza. ¿Qué te sugieres esta foto?