29/4/10

El camino de la escucha



Si bien sabemos que escuchar es importante y que todos necesitamos sentirnos escuchados cabe preguntarnos ahora cual es el camino o el proceso de la escucha. En la escuela nos han enseñado casi de todo un poco pero, ¿nos han enseñado a escuchar?

Estoy frente a una persona que me está hablando y lo primero que tal vez tendría que tener en cuenta es: ¿en que me va a enriquecer el poder escucharla? ¿Por qué me pide que la escuche? Muchas veces tenemos la intención de querer ayudar, en querer aportar algo a la vida de los demás. Es una actitud en la que nos sentimos útiles y en la que nos vemos a nosotros mismos "haciendo el bien" porque aconsejamos, mostramos pautas, iluminamos la experiencia del otro, etc. Esta actitud nos lleva a tener la cabeza ocupada con posibles soluciones a lo que se nos está pidiendo y ello puede apartarnos del silencio que posiblemente se nos esté pidiendo para simplemente escuchar, que puede ser el objetivo único que se pretende por parte de la persona que viene a nosotros. Es por eso que la pregunta sobre lo que esperamos a la hora de escuchar es importante. Si lo primero que esperamos es ayudar al otro posiblemente nos estemos adelantando a algo que no se nos pide. En cambio si cuando escuchamos lo que pretendemos es enriquecernos del otro, de sus sentimientos, de sus valores, de sus impulsos y de su vida, ahí posiblemente sí ya estamos escuchando pues estamos atentos, prestamos atención a lo que se nos dice, a lo que alguien quiere expresar sin mezclarlo con nuestras propias pretensiones.

Escuchamos palabras, sonidos, sentimientos, experiencias pero también escuchamos la forma en como se expresan a través de las actitudes corporales, de las miradas, de los gestos y de los sentimientos que podemos ver con nuestros propios ojos. Es ahí donde la palabra y el cuerpo, lo sentido y lo vivenciado entran en una comunión profunda y entramos de pleno en la vivencia de la otra persona. Es ahí cuando nos ponemos en los zapatos del otro, es ahí donde la comunión, el silencio, la mirada, la mano, el gesto e incluso la pregunta sencilla intenta mostrar al otro que estamos ahí, que le entendemos, que comprendemos lo que hay dentro de su mente y de su corazón.

Es a partir de las escucha donde identificamos lo que la otra persona quiere de nosotros: ¿tan sólo que la escuchemos? ¿que posiblemente la entendamos? ¿qué le demos una mano? ¿que le aceptemos tal cual es, sin valorarla, aconsejarla, guiarla o hablarle de nuestra experiencia?

El silencio que escucha, percibe y conoce tan solo deberíamos romperlo para confirmar si lo que estamos escuchando es lo que realmente entendemos y para clarificar lo que no tengamos claro. Después de escuchar nos sentiremos enriquecidos y en la medida que plasmemos ese enriquecimiento retroalimentaremos al que nos está hablando.

Te invito a ver esta presentación sobre la escucha que es muy esclarecedora.