18/6/10

Ser yo con flexibilidad



Hace muchos años tuve ocasión de leer en un libro de Carlo Carreto que había que actuar en la vida como si todo dependiera de nosotros y vivir somo si nada de nosotros dependiera. Paradójico, ¿no? La verdad es que si aunque tiene su sabiduría la frase.

Actuar en la vida como si todo dependiera de nosotros me hace sentir responsable de las riendas de mi vida, me aleja del conformismo, me hace sujeto y protagonista de mi propia vida, deposita en mi la capacidad de decidir lo que hacer en un momento determinado y, en definitiva, me permite sentir que soy yo, que vivo y que aporto algo a este maravilloso proceso de vida en el que estoy. Mi vida no depende de los demás, de las circunstancias, de lo que otros decidad hacer o no, o de si me tienen en cuenta o no. Yo soy yo, confío y creo en mi y desde ahí construyo lo que creo que es la vida y aporto la harina de mi propio costal.

Vivir como si nada dependiera de mi me permite el caminar con cierta confianza, adaptarme a las circunstancias, asumiendo con libertad lo que hay, liberándome del stress y de la obligatoriedad de que las cosas tengan que darse en el momento y en la forma en la que yo quiera. Yo soy yo, y al mismo tiempo soy pero libre del peso de las formas y de los momentos. Yo soy en la flexibilidad que la vida me exige, en la adaptabilidad que me conduce a aprender de la misma vida y de los demás.

Ser yo, esa es la cuestión. Ser uno mismo para poder apotar dentro de la flexibilidad, y para poder recibir a través de la misma flexibilidad. Flexibilidad que se convierte en un espacio de libertad para poder ser libre sin tener que ser esclavo de los propios objetivos, metas, formas y demás elementos que conforman la vida. Ser yo para que, en esa libertad, pueda estar abierto a lo que la vida y los demás pueden aportarme a mi en mi individualidad.