10/12/10

Control de emociones



Apenas acabo de escuchar hace un rato hablar a un controlador aéreo sobre un problema que ha habido últimamente en España donde se ha vivido una huelga salvaje en la que cientos de miles de personas se han quedado sin poder disfrutar de sus vacaciones y se han tenido que aguantar durante dos días metidos en un aeropuerto hasta encontrar un avión que realmente les pudiera llevar a su destino o, simplemente, tener que irse a su casa y renunciar a las vacaciones que tanto ansiaban.

Uno de los motivos que argumentaba ere que les había dado un calentón, una rabieta ante una serie de problemas laborales que no eran capaces de arreglar con su ministerio y ello le ha llevado a tomar una actitud que, ellos mismos reconocen como un desmedida, ahora tienen que afrontar con una serie de procesos legales donde pueden perder incluso bienes personales, afrontar hasta cinco o diez años de cárcel.

Ante todo esto uno puede preguntarse dónde está el control de las emociones. ¿Podemos dejarnos llevar por un calentón, por una rabieta o por una desilusión? Este problema lo encontramos no solamente en controladores aéreos sino en personas que pueden llegar a maltratar a sus parejas, a compañeros de trabajo y, de hecho, vemos como cada día las mociones juegan un papel muy importante en nuestras vidas en partidos de fútbol donde hay jugadores, llevados por las emociones agreden al contrario o hinchas de un equipo que arremeten contra el rival de turno

Podemos o tenemos que controlar nuestras emociones. Gran parte del sufrimiento del ser humano esta producido por una gran cantidad de emociones que no sabemos digerir, que no sabemos encauzar y que no sabemos canalizar y, para ello, ¿cómo podemos hacerlo? Simplemente apartándonos un poco de la situación que realmente hace que nuestras emociones se vivan así. Dar un poco de cancha, lugar y sitio a la razón y dejar que ésta puede guiar es un medio eficaz. Porque no solamente de emociones bien el nombre

Estoy seguro de que si nos dejamos llevar un poco más por la razón y no tanto por las mociones más de un problema que se vería resuelto, más de un conflicto familiar hallarían paz y cordura, más de una tensión que surgen en campos de fútbol, en canchas de baloncesto o en cualquier otro espacio resultarían mucho mas humanos, porque no solamente de emociones vive el hombre.