28/2/11

El talento: ¿nace o se hace?



¿Te has parado a pensar en lo que mejor se te da? ¿Y te has preguntado sobre cómo has llegado a desarrollarlo con tanta facilidad? ¿Hemos nacido con ello o es algo que hemos ido incorporando a nuestra vida a lo largo de nuestro caminar? ¿hemos nacido tocando la guitarra, cocinando de forma espectacular, jugando bien al fútbol o al tenis desde la cuna?

Alguien dijo en una ocasión de la excelencia se produce en las personas en la medida en que se les da libertad y tiempo para dedicarse a ellas. Al mismo tiempo hay otro factor que es también importarte: disfrutar de lo que haces y querer siempre mejorarlo, disfrutando de la mejora que emprendes en cada momento.

Dicen que Mikel Jordan se quedaba después de los entrenamientos a practicar tiros libres y triples. También se cuenta que si fallaba en una serie de cien tiros libres comenzaba otra vez la cuenta desde cero. Curiosamente en los medios de comunicación se nos ofrecen las excelencias de los grandes artistas, científicos, deportistas o agentes sociales. ¿Alguna vez se nos ha invitado a ver todo el proceso al completo? Alegrías y penas, elecciones y privaciones, horarios y restricciones, sudores y lágrimas que conlleva subir hasta la excelencia.

Horas de estudio y de investigaciones en científicos o diferentes tipos de profesionales, duros entrenamientos y privaciones en deportistas, horas y horas de ensayos en artistas y miles y miles de repeticiones en todo lo que hacemos hacen posible que unos brillen con luz propia y que otros se vayan dejando la ilusión en el camino.

El trabajo diario, el esfuerzo, la disciplina, la curiosidad, el querer mejorar cada día, el buscar nuevas soluciones y viejos problemas son parte de los ingredientes del triunfo en nuestra vida. Bien lo decía Albert Einstein cuando decía que no podemos solucionar viejos problemas con las mismas soluciones de siempre, si es que éstas no han arrojado ningún tipo de luz.

El principio, pues, de todo desarrollo del talento es saber disfrutar de lo que uno hace, hacerlo una y otra vez para seguir disfrutando, y querer mejorar lo que uno hace para ofrecerse a si mismo y a los demás un mayor sentido de la vida