2/3/11

¿Somos iguales?



Hoy recibía un mensaje sobre la capacidad que todos tenemos de desarrollar nuestras cualidades en la vida de una forma que nos lleve a la excelencia. El mensaje decía:  "Tu crees? Me alegraste el día al pensar que mis células y las de Einstein son iguales............Si las trabajo? Funcionaran de la misma manera?umhhhhhhhh"  

Es curioso que muchas veces nos sentimos como personas que no podemos dar la talla al mismo nivel que Einstein, Mozart, Bethowen, Migue Angel y otros tantos que han pasado a la historia por lo que nos han legado. A pesar de que la vida no consiste en hacer grandes y vistosos inventos, obras de arte o descubrimientos sino en desarrollar la vida que uno tiene para disfrutarla mejor y hacerla disfrutar no caemos en la cuenta de algo importante: Los grandes como Einstein, Bethowen y otros muchos que han destacado a la larga han destacado primero por ser unos inutiles y unos inadaptados en los centros de estudios en donde los han expulsado o los han calificado como nefastos estudiantes.

A veces la excelencia comienza precisamente por ahí, por no adaptarse a las circunstancias, por experimentar nuevas necesidades y por abrir nuevos caminos que nadie ha intentado abrir o imaginar jamás. De ahí podemos descubrir las Américas como Colón o dar la vuelta al mundo como Julio Verne. Estamos hechos, pues, de los mismos genes. ¿Cuál es la diferencia? El hacerse preguntas, el intentar dar respuestas, el intentar abrir nuevos caminos, y el ser original y diferente.

Dicen que todos han visto caer una manzana, pero sólo uno se preguntó el porqué caía, descubriendo así la teoría de la gravedad. La curiosidad mató al gato, dice el refrán, pero también ha abierto y sigue abriendo nuevos caminos. El problema está en que nos cuesta pensar, ponernos nuevos retos, diseñar algo diferente para nuestras vidas. Estamos hechos de la misma materia, la diferencia estriba en lo que estamos dispuestos a hacer con ella, con nuestro cuerpo, con nuestra mente, con nuestras capacidades. Por desgracia optamos por la seguridad, y ello frena el conocimiento, la investigación y el riesgo de los nuevos caminos y experiencias.

Descubrir nuestra capacidad y los talentos que tenemos, gozar de ellos, darles tiempo, cultivarlos y dejar que estos talentos traigan otros nuevos es algo importante para crecer como personas pero, ¿nos interesa crecer y pagar el precio de crecer y desarrollar todos nuestros talentos? Y a la pregunta con la que empezaba tan sólo responder con otra. ¿trabajamos todas nuestras cualidades o preferimos quedarnos al 50%?