27/4/11

¿Quién soy yo y ante quién soy?



Desde que nacemos dependemos ciertamente de los demás, especialmente de nuestros padres. No nos valemos por nosotros mismos. Tal vez esa sensación y realidad de codependencia nos lleva muchas veces a necesitar de los demás y a depender de ellos. Los demás, en este sentido, son un arma de doble filo: pueden servirnos de acicate para desarrollarnos a través del apoyo y reconocimiento, o pueden servir de castigo criticándonos, juzgándonos o despreciando nuestras vidas. De ahí que muchas veces nos mostremos y que otras nos ocultemos de los demás. Dicen que siempre habrá dentro de nosotros algún secreto que tan sólo compartimos con nosotros mismos.

Imagínate por un momento que estás totalmente a tu aire, en tu casa, en una playa desierta o en un lugar en el que eres plenamente consciente de que nadie te observa. ¿Cómo actuarías, vestirías, pensarías o hablarías contigo mismo? Imagínate ahora que a tu lado hay seres con los que compartes gran parte de tus valores y creencias. ¿Actuarías exactamente igual? ¿Y si la gente que estuviera a tu alrededor fuera gente que no te acepta, qué harías? Y puestos en el caso, ¿qué ocurriría si los que te ven son gentes que desconoces?

No hay nada como llegar a casa, cuando ello se puede dar, y sentirte a gusto, apoyado y respaldado. Me viene a la mente aquella mítica frase de Adán de que "ésta es carne de mi carne y hueso de mis huesos...." Para sentirnos plenamente libres necesitamos de ese calor, de esa mirada que te respeta como persona, de ese alguien que ve en ti a otro alguien genuino y especial.

Es cierto que a quien te respeta y admira le debes algo muy importante: respeto y admiración, y sabiendo que es alguien diferente a ti, alguien que también necesita exclamar que eres carne de su carne y hueso de sus hueso, algo que hoy llamaríamos empatía.

Ser yo dentro de mi propia casa, de mi propio trabajo y dentro del mundo que me rodea. Ser yo, dejando ser tú a los demás, de tal manera que todos nos veamos apoyados, valorados y ayudados a sentirnos libres y confortables en lo que somos para que mejor nos podamos desarrollar y crecer.