22/7/11

El mandamiento



Hablaban en una tertulia de radio sobre la vigencia de los diez mandamientos. Hay quien dice que tienen que ser revisados en medio de una sociedad laicista, hay quien afirmaba que siguen vigentes, y también quien decía que habría que matizarlos. Hubo quien hacía una diferencia entre el Nuevo y el Viejo Testamento afirmando que el Nuevo Testamento incorporaba el amor al prójimo que, personalmente, creo están presentes en los diez clásicos mandamientos. Pero lo que me vino a la mente es algo más importante: el amor a la vida, el amor a uno mismo y el amor a los demás, y además en este orden.

Una cosa está clara, mandamientos, normas, reglas  directrices existen y tenderán que existir para el normal funcionamiento de la sociedad pero, ¿qué debe de haber sosteniendo cada mandamiento, norma o regulación?

"Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo", dice Jesús.

Amar a Dios, no es amar al "Alguien" a quien no vemos ni conocemos. "Amar" a Dios es amar la vida, la energía que fluye en ella, el Amor que es la esencia de la vida y del que somos imagen y semejanza.

Amar a otros jamás será posible si no somos capaces de amarnos a nosotros mismos, pues damos de lo que llevamos dentro. Es por ello que todo mandamiento, norma, reglamento tiene que tener en cuenta la bien de individuo, de la persona como tal. Cualquier desajuste que se produzca a nivel individual en las personas tendrá siempre sus repercusiones a nivel social, por lo que si no cuidamos a los individuos o a nuestras relaciones interpersonales las consecuencias pueden perjudicarnos como personas y como grupos sociales.

La gran novedad de Jesús es enfatizar precisamente eso, la importancia de amarse a si mismo, para valorar y amar la Vida, Dios mismo, y amar a los demás.