29/8/11

El deseo escondido



Todos tenemos deseos pero, ¿sabemos que se esconde o que hay detrás de cada deseo? ¿Es importante saberlo? Tal vez sí porque detrás de los muchos deseos se esconden muchas insatisfacciones que en la mayoría de las ocasiones nos dejan igual o peor de lo que estábamos anteriormente. 

El deseo intenta satisfacer una necesidad que podemos tener dentro de nosotros. Si no satisfacemos la necesidad real lo único que conseguiremos será el intentar, una y otra vez, aplacar la sed interior que podemos tener, al mismo tiempo que incrementaremos la ansiedad por satisfacer dicha necesidad.

Los ejemplos los tenemos muy a la mano: estar al día en todos los aparatos electrónicos, comer hasta la saciedad para calmar los nervios, la compra compulsiva de cosas que no necesitamos, el tabaco, el alcohol, la droga, los juegos de azar, el sexo, etc. ¿Qué buscamos detrás de todo ello?

Unas veces podemos encontrar dentro de nosotros que necesitamos comunicarnos y no somos capaces de hacerlo. Ello revela un problema dentro de nosotros mismos de comunicación con los demás. Hay quien necesita llenar los espacios con cosas, tal vez como reflejo del vacío que pueda sentir dentro de sí mismo. Hay quien busca estar dentro de un status social diferente al que se encuentra y por ello busca caminos de aparentar lo que no es.

Nada hay que mirarse al espejo y de ser sincero a la hora de sentir esos impulsos de satisfacer todo el tipo de necesidades que tenemos. Mirarnos al espejo para vernos, de forma sincera, tal y como realmente somos. Y la segunda averiguar que es lo que hay dentro de esa necesidad que intentamos satisfacer. Si necesito imperiosamente fumarme un cigarro, ¿por qué siento esa necesidad? ¿qué me tiene ansioso? ¿que tendría que ocurrir para no tener que sentir esa necesidad? Éste puede ser un simple ejemplo.

Falta de aceptación, de integración, de desarrollo de un trabajo a realizar, de comunicación con los demás o de muchos miedos o complejos que hay en nuestro interior son las necesidades a satisfacer y no los medios en cómo lo solemos hacer.

Si me cuesta comunicarme con otra u otras personas, ¿por qué en vez de echarme un cigarro o cualquier otra cosa al cuerpo que palía esa necesidad por momentos, no hablamos y comentamos la necesidad real que tenemos? ¿por qué no nos visualizamos resolviendo el problema de mil y una maneras diferentes? 

Mientras hay deseos, generalmente compulsivos, de nos dominan, ¿por qué no tomamos nosotros la iniciativa de dominarlos nosotros a ellos? Y la mejor manera de dominarlos es enfrentándonos a las necesidades reales y ponerlas como objetivos reales en nuestra vida, porque lo demás serán medios de huida y de no afrontación de la realidad.