6/9/11

El síndrome del impostor



Siempre hay alguien que se acerca a mi hija y le dicen: "Hay que guapa eres", y ella sin más, sin sonrojarse y sin vergüenza alguna contesta: "Gracias".

Me ha llamado la atención desde hace años, ahora tiene tan sólo ocho. ¿Por qué me llama la atención? Sencillamente porque han quien bajo la apariencia de humildad no es capaz de reconocer lo que vale, lo que lleva dentro de sí o, simplemente, lo que es como persona. De ahí nacen muchas de las inseguridades con las que batallamos en la vida, hasta el punto de que podemos ocupar cargos a nivel laboral que nos pueden hacer sentir competentes y que, debido a esa inseguridad y falta de autoestima, hacen que nos sintamos realmente frágiles e inseguros.

Podemos recibir mil y un cumplidos, cantidad de halagos, multitud de reconocimientos y dentro de nosotros podemos sentir un vacío, una inseguridad y un sentimiento que lo que hemos logrado hasta el momento en la vida no ha sido gracias a nuestra propia valía. ¿Resultado? Lo dicho, inseguridad y lo que es peor, un buen grado de insatisfacción personal.

Recuerdo una vez que a una muchacha joven, de unos quince años, le propuse ante una situación que ella me confiaba que buscara diez valores en los que ella destacaba. Le dije que luego de encontrarlos le diera gracias a Dios y a la vida en sí. Al cabo de una tres horas volvió a donde yo estaba y me confió que no había encontrado ninguna cualidad en ella. 

Es más fácil encontrar defectos, dentro de uno y de los demás, que virtudes. Lo digo en serio. Si nos proponemos encontrar virtudes dentro de nosotros tardaremos en hacer una lista decente. Si, por el contrario, buscamos defectos la haremos a velocidad supersónica.

¡Que importante es valorar las pequeñas cosas que hacemos y que tenemos! Cada pequeña cosa forma parte de nuestra realidad y es un pequeño eslabón de nuestra grandeza. Apreciar nuestras cualidades y nuestro esfuerzos, por muy naturales y simples que sean, es agradecer la grandeza que hay dentro de nosotros. ¡No todo el mundo tiene la virtud de sonreír, de escuchar, de hablar, de esforzarse, de ser sensible, puntual, responsable........

Hay pequeñas cosas inapreciables para nosotros pero que si faltaran formarían un gran vacío en nuestra vida. Y tenemos una gran riqueza dentro de nosotros.

Una pequeña prueba. ¿Serías capaz de hallar en ti cincuenta aspectos positivos de tu forma de ser? ¿Y que tal si te propongo que encuentres otras cincuenta que desarrollaste en el día de ayer? Lo digo porque a lo largo del día caminamos e interactuamos, y en el transcurso de ello vivimos destrezas naturales en nosotros.

Un carpintero, por ejemplo, maneja con destreza el martillo, cosa que para él posiblemente sea natural, mecánico y sin importancia. Pero, ¿verdad que para quienes no lo manejamos se convierte en algo realmente práctico, valioso y útil? Para él pasa desapercibido, para otros no. Lo mismo pasa en nuestras vidas, hay cosas que pasan desapercibidas y que, al no valorarlas, nos hacen sentir mal.

Bucea en el día a día y alégrate de quien eres. Y da gracias de ello. Sí, reconócelo y da gracias de ellos.