14/9/11

Lo importante es participar



Vivimos en un mundo de resultados, y de ellos depende muchas veces nuestra satisfacción interior o la frustración correspondiente. Pero siempre hemos escuchado que lo importante es participar. Del dicho al hecho hay un gran recorrido y así podemos ver cantidad de expresiones que muestran un mal perder en la vida y en muchas de las situaciones que vivimos. ¿Es realmente cierto lo de que lo que importa es participar?

Recuerdo que en una ocasión tenía que subir un cerro bastante alto para ir a una de las comunidades que atendía. Comencé a subir con ilusión, pero la pendiente era bastante pronunciada. Rápidamente me di cuenta de que aquello era mucho para mí. ¿Qué hice? Poner un punto de referencia: un pino, era la señal de que aquella subida llegaba a su final y a partir de ahí el camino se hacía mucho más llano y llevadero.

El pino no salía de mi mente, lo miraba constantemente y parecía mantenerse siempre a la misma distancia. Aquello se hacía eterno, parecía que la distancia nunca se reducía, se mantenía siempre a la misma distancia. ¿Sentimiento? Agotamiento, frustración y, a partir de ahí, continuas paradas a pesar de que mis acompañantes me lo desaconsejaban. Hubo una última parada de frustración que me hizo sentir vergüenza, impotencia, debilidad y ganas de arrojar la toalla. Cerré  mis ojos, pensaba en mis acompañantes y en lo que ellos podían pensar de mí. Cabizabajo miraba hacia el suelo con una mirada de impotencia incapaz de penetrar cualquier cosa que hubiera más allá de un palmo de mis propias narices. Recuerdo que respiré profundo y abrí los ojos y de lo que no me había dado cuenta hasta entonces era de unas hermosas flores malvas, amarillas, azules y otros colores que había justo en frente de mí. ¡Que maravilla!

Me levanté, comencé a caminar y a observar todo lo que había a mi alrededor. Me olvidé del pino que allí seguía erguido, estático y frío dominando todo el paisaje. Pero ahora había algo más: flores, vegetación, lagartijas, mariposas, ruidos de animalillos reptando bajo las hojas, paisaje por delante y paisaje por detrás. Incluso valoré la luz y las tonalidades que ésta le daba al paisaje. De repente....., ¡el pino estaba ahí!

El objetivo, por un momento tenía importancia y era un marco de referencia. De repente se convirtió en un obstáculo que me impedía vivir el camino, el proceso. Si entre el pino y yo había una hora de camino me dí cuenta que en esa hora había dejado de vivir cosas e impresiones nuevas e importantes.

Hoy cuando oyes hablar a la gente sobre ciertas prisas en ganar partidos, de llegar a objetivos empresariales, o de momentos muy concretos que se pueden vivir a niveles de relaciones humanas, de pareja o de familia nos olvidamos de algo muy importante, de que los objetivos son importantes, pero las vivencias hasta llegar al objetivo más, pues duran más tiempo que el objetivo en sí mismo.

Lo importante es participar, porque hay quien llega y no ha vivido a tope el proceso, y al haberlo hecho así el objetivo carece de todo el valor y significado que puede tener en sí al punto de no valorar lo conseguido a a las personas que en ello han intervenido. Cuando se valora el proceso, el objetivo tiene mucha más importancia, pero por cada uno de los momentos vividos y de los pasos que se han tenido que dar. Lo importante es participar.