30/10/12

Toma de decisiones



Hoy leo "Deja las decisiones a otro, si fallas no te sentirás tal mal". Más tarde otra persona comenta: "No dejes que personas decidan por ti cuando el resultado no les afecte". ¿Quién tendrá razón?

Si quieres que te diga la verdad muchas veces el que está afuera ve las cosas de una manera mucho más fría y objetiva. Su decisión puede ser más fiable. No se deja llevar ni por intuiciones, ni por corazonadas. Aunque lo hay que piensan un poco a la ligera, no se ponen en la piel del otro y acaban aconsejando o decidiendo por algo que a ellos no les va a repercutir.

Cuando tomamos las decisiones por cuenta propia muchos de los argumentos están basados en emociones. Unas veces en sentimientos que nos apegan y aferran a situaciones que ya no son validas en nuestra vida. Otras veces en compromisos familiares. Hay momentos en los que la situación económica nos pesa. Decidir en medio de todo un enjambre de sentimientos es difícil.

En el primer caso es bueno ponerse en los zapatos o situación del otro. Muchas veces no la tenemos en cuenta y a quien le cargamos el mochuelo es a quien tendrá que vivir con aquello que nosotros decidimos por él o bien le aconsejamos. ¿Aconsejamos basados en nuestra experiencia y en los valores que tenemos? ¿Son los mismos que el de la otra persona?

En el segundo caso lo mejor es dar unos pasos hacia atrás, dejar que la mente se calme y dejar que el silencio hable. En la calma y en silencio encontramos muchas veces la verdad de las cosas y el camino de la vida.

Pero lo que si creo, y a ello me apunto, es que si podemos tomar por nosotros mismos la decisión, mucho mejor. Somos libres para decidir y escoger la mejor de las respuestas que tenemos a nuestro alcance. Descargar nuestras decisiones en otros, ¿no es algo así como evadirnos de nuestra propia capacidad de decidir y de escoger? ¿No está en juego nuestra libertad?