28/12/12

El silencio, ¿un amigo o un traidor?



Era uno de esos momentos cruciales que todos tenemos en la vida, un momento en el que tenía que tomar una decisión de dejar atrás cierta estabilidad, amigos, familia, el entorno geográfico en el que había nacido y muchas cosas más. Era uno de esos momentos en el que le dabas vueltas a la cabeza entre los pros y los contras de una decisión a tomar.

Siempre hay alguien a tu lado que te aconseja, te dice lo que debes hacer o lo que no. Muchas veces son amigos, otras conocidos y en otras meros guías de la vida que acostumbran a ayudar a los demás. La decisión estaba ahí, dentro de mi cabeza fraguándose, y más que fraguándose buscando una de esas señales, palabras o ademanes que te invitan a dar el paso. Pero en esa ocasión la persona que estaba a mi lado, bien consciente de lo que en mi se fraguaba, simplemente guardaba silencio. Un silencio que a mi me parecía traidor, frío, distante y que más que sentir la cercanía de ese amigo lo que me hacía sentir era distancia y desinterés hacía mi.

Pero mira por donde que a lo largo del tiempo he descubierto que en la soledad, en el silencio se fraguan las grandes decisiones, de las que uno es artífice y responsable, de las que no puedes culpar a nadie y de las que te desnudan ante la propia realidad haciéndote ver tus miedos a la vez que tus cualidades. Un silencio que te aleja de los condicionamientos que muchas veces los más allegados tienen de forma inconsciente hacia uno impidiéndonos tomar decisiones libres, maduras y objetivas.

El silencio es un tanto traidor tanto en cuanto te hace sentir que los demás no te apoyan o están lejos de ti, pero resulta enriquecedor cuando te hace pensar, alinear los valores que quieres conseguir o vivir y en cuanto te pone a ti mismo, desnudo tal y como eres, ante la pura realidad. Unas veces te sientes pobre e indefenso, otras en cambio, te sientes fuerte y capaz de conseguir lo que quieres.

El silencio es ese gran amigo que me ayuda ser yo mismo y a confiar en mi mismo como ser capaz de encontrar las salidas que la vida me pone ante mí. Es el gran desafiante que me hace dudar a la vez que me hace confiar en mi mismo.