12/2/13

Hablar y escuchar: Necesidad y arte



Hablar es una necesidad;
escuchar es un arte.

Goether

Todos tenemos la necesidad de hablar. Tal es la necesidad que muchas veces lo hacemos sin medir las palabras y las consecuencias que pueden tener para nosotros o incluso para otros. Es tal la necesidad que tenemos que muchas veces y sin darnos cuenta expresamos y damos a conocer nuestra personalidad en lo que decimos. Es más, a veces empezamos a hablar y no hay quien nos pare, al punto que podemos llegar a monopolizar una conversación sin tener en cuenta a aquellos que nos están escuchando.

Escuchar es un arte, un arte que va mucho más allá del mero oír. Escuchar es el arte de querer llegar a conocer a nuestro interlocutor. ¿Te has preguntado lo que se esconcde detrás del mundo de nuestro interlocutor. La experiencia de escuchar nos lleva a la curiosidad no morbosa de querer conocer al otro por el hecho de que el otro representa y aporta algo positivo a nuestra vida.

¿Te das cuenta de que muchas veces cuando escuchamos estamos a la espera de hacer valer nuestras opiniones, nuestras creencias o de querer tener la razón? ¿Es el dialogo un combate en el que uno gana y el otro pierde? ¿Consiste el escuchar en aconsejar, por ejemplo? A veces escuchar es tan solo eso, escuchar, sin valorar, sin juzgar, sin querer ayudar, aunque la mera escucha activa sea una ayuda en si.

No todos valemos para escuchar o, mejor dicho, no todos tenemos el arte de escuchar y de ponernos en la situación del otro. En una ocasión participaba en una dinámica en la que uno tenía que sentarse frente a una silla vacía y dirigirse a ella contándole lo que le pasaba. Después tenía que pasar a la silla vacía y tenía que dialogar con el que estaba anteriormente hablando en la otra silla. Todo un dialogo o monologo que lo único que pretendía era intentar entrar en la vivencia del otro y aprender de ella sin ningún tipo de ánimo de ser el salvador o el juez, sino de aprender lo que se movía y cocía en la vida de otra persona.

¿Cuántas veces no nos hemos sentido escuchados? ¿Cuántas se nos han dado consejos cuando no los hemos pedido? ¿Cuántas se han juzgado nuestras palabras sin haberlo pedido? ¿Cuántas veces nos hemos sentido solos en nuestro dialogo? ¿Cuántas? ¿Cuántas veces habremos escuchado nosotros de la misma manera no convincente a quien nos hablaba?

Escuchbar es un arte, un arte que se aprende escuchándonos, primero a nosotros mismos y después a los demás. En la medida en que aprendamos a escucharnos, cosa que no es fácil, aprenderemos a escuchar y respetar a los demás.