27/5/13

La importancia de los procesos.



Estaba leyendo hace un momento que muchas veces "hacemos" para "tener" para con ello conseguir finalmente "ser" lo que queremos ser cuando el proceso correcto tal vez sea el contrario.

Precisamente hablaba esta mañana con una hermana sobre el futuro vocacional de una sobrina, es decir, de su hija. Y me gustaba oír decir a mi hermana que no la presionaba, que había tiempo por delante para que libremente pudiera decidir lo que hacer en la vida.

¡Cuantas veces optamos en la vida por elegir lo que más puede darnos! Y una vez que lo tenemos, ¡cuánta desazón encontramos! Lo que hacemos, no nos llena; lo que tenemos no nos satisface y, al final, no sabemos ni quien realmente somos.

Hoy, y más que nunca, en la era de la información y del talentismo, se nos invita más que nunca a vivir lo que somos, a desplegar nuestras cualidades y talentos, a sentirnos creativos con aquello que nace de forma natural dentro de nosotros para que podamos vivirlo con pasión, ilusión, interés y creatividad. Para que podamos darle rienda suelta a lo bueno que hay dentro de nosotros y, a partir de ahí ganarnos la vida si podemos, cosa que sería de lo más natural y lógico.

Saber ser, que nace de un reconocerse, de un saber aceptarse y de un saber desarrollar lo que uno lleva dentro de sí. Es sólo, y a partir de ahí, cuando lo que hacemos será una extensión de nuestra vida y no una mera obra teatral que representamos y que no acaba de llenarnos. Y sólo al final, cuando somos y hacemos aquello que con pasión sale de dentro de nosotros, no sentirémos orgullosos y satisfechos de lo que obtenemos.

La satisfacción en la vida viene por sentirse bien con uno mismo, la coherencia con uno mismo y con aquello que cree y valora de verdad en la vida. Y si no empiezo por valorarme a mi mismo poca satisfacción tendré y poco podré ofrecer a los demás.