11/6/13

¿Quién tiene que adaptarse a quién?



En un mundo donde por todas partes se habla de crisis me he sorprendido gratamente en el día de hoy cuando fui al dentista de la ampliación de la clínica dental y sobre todo de la ampliación del personal. Cuando vas por la calle y ves locales que cierran y se alquilan o venden y de repente ves que alguien apuesta por ampliar y dar trabajo a otros te das cuenta que hay que tener por una parte iniciativa y por otra capacidad de riesgo, pero todo es motivado por el servicio y la calidad que ofrecemos a los demás, lo cual corrobora que en tiempos de crisis y de no crisis hay que ofrecer lo mejor de nosotros mismos y no quedarnos en la mediocridad, pues de la mediocridad a nada hay tan solo un paso.

Hay otro tema que hoy me ha llamado la atención y del que desde hace días ya venía pensando. Me decía un compañero Coach que un campo de trabajo que está siendo demandado es el de los niños, ¿y mayores?, con síndrome de deficit de atención. ¿Será que los niños no se adaptan a las enseñanzas o a los métodos de los maestros? ¿O será que los maestros no se adaptan a las necesidades o inteligencias de los niños?

Alguien decía que la educación consistía en meter a todos los niños en un cajón de sastre, quien se adapta bien, y el que no, fracasa escolarmente. Después de haber visto a lo largo de la historia caso de verdaderas genialidades que fracasaban en la escuela y luego triunfaban en el mundo real, un ejemplo de ellos Albert Einstein, y del desarrollo de las Inteligencias Múltiples de Howard Gardner, uno se da cuenta de que la educación no es cosa de transmitir valores o contenidos a los niños, sino enseñarles a explorar la vida de acuerdo con sus capacidades e inteligencias y que vayan más allá de donde nosotros hemos llegado. Muchas veces la palabra más repetida en nuestra educación hacia los niños es el "no". ¿Cómo aprenderán ellos a explorar cuando nosotros se lo impedimos, cuando nuestras seguridades les invita a los miedos y a no explorar lo que hay dentro de ellos?

La realidad es que es más fácil que los alumnos todos presten atención al maestro que los maestros puedan prestar atención a todos y cada uno de los alumnos para extraer de ellos y aprender de cada uno de los pupilos toda la riqueza que hay dentro de cada individualidad. ¿Damos imposible a aquel que no se adapta? ¿No supone un reto para cada uno de nosotros cuando no somos capaces de llegar a ellos? Cuando alguien es diferente y no sigue nuestras pautas nos descolora y los tachamos de inadaptados cuando posiblemente la inadaptación es posible nuestra que nos somos capaces de llegar a ellos y extraer el jugo y la riqueza que llevan dentro.

Es algo que aprendí en mi etapa de sacerdote. No me gustaba culpar a la gente por no estar atenta a lo que decía o por no venir a la misa. Era consciente de que tenía que trasmitir una Buena Noticia, y si no les interesaba era porque no llegaba a ellos, porque no había nada de Buena Noticia, o desconocía la Buena Noticia que ellos esperaban. Cada persona es un mundo de riqueza que tenemos que explorar y del que tenemos que aprender. Y cada persona que no alcanza a comprender lo que intentamos trasmitir es un reto a conocer y explorar lo mucho que de ellos podemos aprender.

Enseñar es algo más que inculcar, es un viajar juntos por toda un vida a explorar y en el que todo el mundo puede aportar algo diferente a lo que otros pueden aportar. Pero la seguridad que buscamos nos lleva muchas veces a ignorar que podemos aprender incluso de los que aparentemente no pueden enseñarnos nada, si es que en realidad hay alguien que no pueda enseñarnos nada.

Todos tenemos que adaptarnos, pues todos tenemos que aprender de todos. Más que nunca vivimos en un mundo en el que interdependemos unos de otros por lo que siempre tenemos algo que aprender de los demás.