23/8/13

Equilibrio en las búsqueda de metas



Es curioso que para quien no tiene metas cualquier puerto es bueno; para quien las tiene puede caer en la ansiedad de querer conseguirlas no goza del proceso, y muchas otras veces de tanto fijarnos en los objetivos y metas nos olvidamos de apreciar lo que hay en el camino. ¿Cómo le hacemos?

A veces el no tener metas, objetivos te puede hacer vivir una situación de pasotismo, de inactividad y de dejadez que acaba deprimiéndote y de sentir que la vida es un auténtico vacío sin sentido alguno. Pero sucede, o puede suceder, que al no tener expectativas también estés abierto a todo lo que pasa por delante de tu vida y sepas echarle el guante en un momento determinado y aprovechar lo que la vida te da. Para ello no creo que tengamos que tener esa actitud tan pasiva, pues ante semejante actitud no creo que nada nos mueva. Pero tiene sus ventajas, la mente está abierta a todo.

Tener metas y objetivos te da un porqué luchar, vivir, trabajar o hacer las cosas. Tal vez tienes algo en mente y te pone en camino para conseguirlo. Te motiva a hacer algo. Tal vez sea importante. Ello ha hecho posible muchos logros en la vida, ha ayudado no solamente a conseguir sueños y retos sino a paliar muchas necesidades que las personas podíamos tener. Pero sí es cierto que el tener metas le da cierto aliciente a tu vida, sobre todo cuando te lo tomas como un reto personal, como una ayuda a otros, o como algo con lo que quieres contribuir a la vida.

Pero también es cierto que entre donde estamos y donde queremos estar hay un trecho, y ese trecho se puede convertir en enfermedad, en todo un proceso de ansiedad por querer conseguir ese objetivo o meta. La pregunta es, ¿es importante el objetivo por si mismo? ¿Y el proceso? ¿Y lo que aprendemos por el camino? ¿Y los detalles del trayecto a realizar? ¿Y los pequeños pasos a dar? Anclar nuestra mirada en lo que queremos es importante siempre y cuando no dejemos de apreciar cada uno de los pasos que tenemos que dar y de apreciar todo lo que se encuentra a lo largo del camino. Es precisamente en esta actitud cuando apreciamos y vivimos el aquí y ahora y estamos atentos a los múltiples detalles que la vida nos ofrece y de los que podemos aprovecharnos.

Dicen que en el equilibrio está la sabiduría, la sabiduría de no ser esclavos ni de las metas, ni de los resultados no de pasar por la vida sin vivir y sí tan solo sobreviviendo. ¿Cuándo somos más felices? Cuando aportamos significado a lo que hacemos. Y cada día podemos aportarlo sin ser esclavos de nada, simplemente para caminar por la vida en busca de algo, lo que queramos, y disfrutar al máximo del camino.