14/1/14

Nuestro sentido de vivir.





No tengo razón par vivir en este mundo;
yo no valgo nada.

(Alguien conocido en el día de hoy)

Te sorprende leer una de estas frases en cualquier persona, y más si esa persona es conocida tuya desde hace muchos años, pero es una frase que muchas veces en mayor o menor medida la vas encontrando por la vida.

En cierta ocasión recuerdo haberle dicho a una chica de unos 15 años que como penitencia diera gracias a Dios por cinco cualidades que tuviera en su vida. Después de un par de horas volvió toda preocupada porque no encontraba ninguna.

Muchas veces en la oscuridad de la noche no somos capaces de ver la luz. Yo recuerdo que de pequeño me encantaba bajar de noche las escaleras de mi casa con la luz apagada (eran seis pisos). Sentía cierto placer en jugar con la oscuridad y en el sortear los posibles obstáculos. Y puedo dar fe de que en medio de la oscuridad siempre hay algo, aunque sean sombras, que te guía. Lo peor de todo es no aceptar la oscuridad: tienes dos problemas, no aceptarla y luchar contra ella y al estar centrado en la oscuridad no ser capaz de ver algo más que oscuridad y no pequeñas sombras que te puedan guiar.

A mi amigo le comentaba: Recuerda las veces en que has conseguido una sonrisa en una persona, en un niño, en un adulto, en un anciano. Acuérdate de las veces en que has dado una mano a alguien, aunque no te lo haya agradecido. Piensa en las veces en que si has llegado a otras personas sin tu saberlo, cosa que a mí si me ha ocurrido. Hay momentos del pasado que si merecen la pena revivir, aquellos que nos sirven de trampolín y nos impulsan a seguir viviendo y generando vida dentro de nosotros.

También le comentaba otra cosa. Busca hacer sonreír y ayudar a alguien al menos cinco veces al día. La vida cobra mucho más sentido dentro de nosotros mismos cuando somos capaces de aportar a los demás y a la misma vida. Nos pasamos mucho tiempo esperando de la vida y de los demás cuando la riqueza está dentro de nosotros y de la respuesta que somos capaces de darle a la misma vida.

Como diría Teresa de Calcuta: Dale a la vida amor, y la vida te devolverá más amor. Y es que el sentido de la vida es ese: EL AMOR.