3/2/14

Rompiendo nuestras seguridades.



Solemos vivir en la comodidad sin darnos cuenta que más allá de la comodidad y de la seguridad que tenemos hay vida y, muchas veces, en abundancia. Desde el punto de vista económico y desde otros puntos de vista. De hecho decimos que detrás de una puerta que se cierra hay muchas que se abren. Paradójicamente en la situación de crisis que hemos afrontado y ante tanto despido laboral hay gente que busca trabajo, pero hay muchos que al no encontrarlo han tenido que crear su propia empresa y les va de maravilla. Hay un cuento, el de la vaca, que ilustra como muchas veces necesitamos que nos quiten las seguridades para desarrollar nuestra propia destreza. Hay otros cuentos que ilustran lo mismo, como "Quien se ha llevado mi queso", que en definitiva no invitan a otra cosa que a salir de nuestra zona de seguridad y desarrollar nuestras propia capacidades. El cuento es corto y aquí lo transcribo: 

“Había una vez un viejo maestro que decidió visitar junto a su discípulo la casa más pobre de la comarca, donde malvivía una familia con una sola posesión: una famélica vaca cuya escasa leche les proveía de insuficiente alimento, pero alimento al fin y al cabo. El padre, hospitalario, les invitó a pasar con ellos la noche. Al día siguiente, muy temprano, el maestro le dijo a su discípulo: “Ha llegado la hora de la lección”. Y el maestro sacó una daga y degolló a la pobre vaca. 
–¿Qué clase de lección deja a una familia sin nada? –se quejó el discípulo. 
–Fin de la lección –fue la única respuesta. 
Un año más tarde volvieron al pueblo y donde estaba la casucha destartalada encontraron una casa grande, limpia y bastante lujosa. 
Vieron salir al padre de familia, que no sospechaba que el maestro y el discípulo habían sido los responsables de la muerte de su vaca, y les contó cómo el mismo día de su partida algún envidioso había degollado salvajemente al pobre animal…
 –… esa vaca era nuestro sustento. Pero cuando vimos a la vaca muerta, supimos que estábamos en verdaderos apuros y que teníamos que reaccionar. Y lo hicimos. Decidimos limpiar el patio que hay detrás de la casa, conseguimos algunas semillas y sembramos patatas y algunas legumbres para alimentarnos. Muy pronto vimos que nuestra granja casera producía más de lo que necesitábamos, y así empezamos a vender. Con las ganancias compramos más semillas, y así hasta hoy mismo que he comprado la casa de enfrente para plantar más patatas y hortalizas y algo de…
Mientras el padre de familia seguía hablando, el discípulo se dio cuenta de que aquella vaca había sido la cadena que mantenía a toda la familia atada a una vida de conformismo y mediocridad.
Es por ello que es importante:
  • Tomar conciencia de las seguridades a las que nos aferramos y no queremos abandonar.
  • ¿Qué gano y/o  pierdo en no dejar esas seguridades?
  • Si no fuera por no perder esas seguridades, ¿a qué me gustaría lanzarme?

Un poema de Bertrold Bretch así lo describe también:

Durante siete años no pude dar un paso.
Cuando fui al médico me preguntó:
¿Por qué llevas muletas?
Porque estoy tullido, respondí.

No es extraño, me dijo.
Prueba a caminar. Son esos trastos
los que te impiden andar.
¡Anda, atrévete, arrástrate a cuatro patas!

Riendo como un monstruo,
me quitó mis hermosas muletas,
las rompió sobre mi espalda sin dejar de reir,
y las arrojó al fuego.

Ahora estoy curado. Ando.
Me curó una carcajada.
Tan sólo a veces, cuando veo palos,
camino algo peor por unas horas.

(Bertolt Brecht / De "Poemas y Canciones")

Un bonito video que expresa nuestros miedos, nuestra zona de confort y nuestro aprendizaje: