12/2/14

Aprendiendo de los niños



Dice Jesús que si no somos como los niños no entraremos en el Reino de los Cielos. ¿Qué tienen los niños y que tenemos que aprender de ellos para poder experimentar ese Reino, no el de la otra vida, sino el que tenemos que vivir a diario?
  • Entusiasmo. Una de las cualidades más grandes que podemos tener en cuenta de ellas. Se entusiasman hasta por las cosas más mínimas. Y con ello nos dejan otro mensaje: vivir lo que se hace. ¿No lo viven ellos? Hablan solos, se imaginan las cosas, resuelven problemas, etc. Viven su realidad, su momento a pesar del sinsentido que puede tener para los adultos. Lo viven, sí, Lo viven y con entusiasmo. Viven, y mejor que nadie, el aquí y el ahora. No les importa tanto el mañana, viven el aquí y el ahora.
  • Sencillez y sin miedos al que dirán. Su naturalidad y su falta de juicios sociales les hace decir lo que piensan, lo que sienten, lo que les preocupar en cualquier momento y situación. No tienen el miedo al ridículo. Sólo y cuando se ven sorprendidos por las mentalidades de los adultos es cuando se van encerrando en los miedos aprendidos, pero de entrada no les preocupa el que dirán o como les verán.
  • Imaginación. Pensar es gratis, y como muchas veces están solo, la imaginación es poder. Y en ello no tienen fronteras. Por muy ridículas que puedan ser sus ideas, las viven y las plantean. Hoy en día en el marketing se utiliza mucho el decir barbaridades para poder lograr una serie de objetivos. ¿Hasta donde llega la imaginación de los niños? Una invitación a seguir desarrollándola.
  • Arriesgan. ¿Cuántas veces tenemos que pararlos, advertirles, prevenirles....? Sí, su mundo es la aventura, el arriesgar, el tener la experiencia. El nuestro es el de proteger, el de prevenir riesgos. Y el mundo se ha desarrollado a través de aquellos que han arriesgado. Mientras a nosotros el miedo nos intimida, a ellos el conocer está por encima del miedo.
  • Movimiento. Mientras el mundo del adulto se vuelve estático, el del niño no para. ¿Son capaces de estar tanto tiempo como los adultos en una mesa a la hora de comer? Se mueven. No se conforman con estar quietos. La vida es movimiento, agilidad, cambio, búsqueda. Sus mentes bullen y viven, en el aquí y el ahora, la continua búsqueda.
  • Curiosidad. Son tablas rasas que tienen que saber. No se conforman con simples respuestas. ¿Cuántos "por qué" esto o lo otro? ¿Cuántas preguntas nos comprometen? ¿Cuántas nos dejan en blanco sin poder dar una respuesta? ¿Cuántas nos hacen pensar que saben más, o quieren saber más que nosotros? A veces la curiosidad es inquietante, pero es la causa y la razón de la profundización de las cosas y del conocimiento de las mismas.
Aprendiendo de los niños.....