27/3/14

Entre la objetividad y los sentimientos.



Lo hablaba hoy con Cornelia después de una sesión de regresión, un campo que he querido experimentar y que me parece interesante. Ella observaba una actitud en mí de "observador". Los "sentimientos" ayudan a hacer de puente entre unas situaciones y otras, me decía ella. La "observación" parecía impedir la apertura a lo nuevo. Pero se lograron ciertas cosas interesantes.

Creo que en la vida, le decía yo a ella, la observación puede tener ese doble filo: el de "observar" sin ningún tipo de "prejuicios" y el de actuar en cierto modo a la "defensiva". Por el contrario, le seguía diciendo yo a ella, los sentimientos van cargados de "pensamientos" que convierten nuestras emociones y sentimientos en positivos o negativos. ¿Hasta que punto soy libre cuando pienso y actúo desde los sentimientos?

El equilibrio es el que nos lleva a esa capacidad de observar de cierta manera fría, pero capaz de ver lo que hay y no de verlo desde la propia perspectiva. Observar lo que vemos y ser conscientes de por qué lo vemos desde esa perspectiva es lo que nos hace ir en busca del equilibrio. De hecho y para ser objetivos no hace falta otra cosa sino que intentar verlo desde:
  • el propio punto de vista.
  • el punto de vista de otra persona ajena a uno.
  • las perspectivas de diferentes culturas.
  • La forma de verlo de personas próximas a uno mismo.
Es la capacidad de cuestionar con tranquilidad los propios pensamientos y sentimientos, no por el hecho de ser neuróticos, sino por ver con claridad las cosas.