17/6/14

Creciendo uno mismo



Hace a penas una semana escuchaba a una persona quejarse amargamente de las ayudas que reciben ciertas personas que vienen del extranjero y la falta de ayuda que recibe ella después de haber trabajado toda su vida y encontrarse en una situación precaria. Comprendí su queja y le envié un mensaje brindándole mi apoyo y mi ayuda. Ciertamente podía gustarle o no lo que yo podía hacer por ella. Lo peor de todo es que no se interesó ni tan siquiera en la propuesta. 

A veces creo que hacemos de la queja nuestra bandera, nos instalamos en ella y queremos que nos den las soluciones servidas en bandejas de plata. Creemos que nos merecemos todo en la vida, pero nos olvidamos que la mejor ayuda es la que podemos conseguir por nosotros mismos y la que nos hace sentir que "somos alguien" en la vida.

Lo que nos dan muchas veces es algo que nos deja en el mismo sitio, dependientes de los demás. Es algo que no nos ayuda a valernos por nosotros mismos. Y la verdadera ayuda es aquella que cree en el potencial de la persona aún a pesar de sus propias limitaciones. Dicen que a quien le falta un sentido, por ejemplo la vista, desarrolla más otros, como puede ser el olfato, el tacto o el oído.

Pasamos de ser inútiles a desarrollar otras capacidades que tenemos. Lo importante es que aquello que deseamos no podemos esperar a que nos caiga del cielo, sino que tenemos que salir a buscarlo, tenemos que crear las circunstancias por nosotros mimos para que suceda, para que sea una realidad. Hay que parecerse al agua que no se frena antes los obstáculos y rodea piedras, barrancos y otros escollos para seguir su cauce.

La limosna, los derechos, las ayudas que pedimos ¿son aquellas que nos ayudan a valernos por nosotros mismos o a seguir dependiendo de los demás? No hay nada como sentirse vivo y que aportas a la vida aquello que hay dentro de ti a pesar de las circunstancias, porque en esas mismas circunstancias hay salida, y la salida la tiene que buscar cada una, con o sin ayuda, pero es cada uno el que tiene que buscar su propio éxito y superación en la vida. Nadie puede vivir por nadie. A cada uno le toca vivir y escribir su propio episodio en la vida. ¿Qué sentido tiene el mío? Dependiendo del sentido, dependerá la actitud ante la misma vida y ante las propias circunstancias.