26/6/14

Entre el hábito, la rutina y la perseverancia.



La suerte o el éxito no vienen por casualidad sino que son fruto de todos y cada uno de los pasos que hemos ido dando en la vida. Cada paso que doy me lleva hacia algún sitio. Los sitios no vienen a uno sino que uno se dirige hacia ellos.

Hay objetivos que son difíciles de alcanzar a primera vista, pero si comenzamos a dividirlos en pequeñas etapas poco a poco vemos que son más alcanzables de lo que esperábamos. Es bueno fijarnos metas a largo plazo y tal vez altas, son parte de nuestros sueños; sueños que son parte de nuestras ilusiones y de lo que conforma nuestra forma de ser.

Pero fijarnos en las altas metas y tenerlas metidas de forma constante en la mente puede ser un arma de doble filo porque al ser largo el camino puede llegar a desanimarnos. Si por el contrario dividimos ese objetivo en varios sabemos que primero alcanzamos uno, luego otro y así, poco a poco, nos vamos llenando de fuerza y de optimismo viendo que damos pasos, que conseguimos pequeños adelantos y que vamos cubriendo nuestras expectativas.

Es el hábito, la perseverancia, la constancia, el hacer cada día lo mismo y un poco más lo que hace que el talento se desarrolle hasta el punto de convertirlo en excelencia. 

¿Qué es más fácil bajar 30 kilos o bajar 1 cada semana? 1 es asumible, 30 también, aunque se nos hace cuesta arriba. Es la perspectiva la que ayuda o la que desanima, pero son los hábitos los que nos mantienen en el camino. Y a la hora de escoger escojamos las perspectivas que nos ayuda, acompañadas por los hábitos que hacen realidad cada paso que damos.