29/8/14

Cortejando a la Buena Suerte


Nos desesperamos cuando las cosas no llegan, cuando no salen bien, cuando vienen de diferente forma. Hay momentos en los que arrojamos la toalla justo cuando estábamos a punto de conseguirlo. El azar, la Buena Suerte, no existe en sí, si no son por las circunstancias que vamos creando y por el trabajo y las actitudes que vamos desarrollando por nosotros mismos. La Suerte no viene por si sola sino que es el resultado de todo un proceso.

Saber estar en el momento adecuado, en el lugar adecuado y con las personas adecuadas, así como hacer los movimientos adecuados es todo un arte que por una parte constan de intuición y otra de la capacidad de saber intuir lo que se va a dar.

Saber intuir conlleva algo tan simple como conocer, estudiar, tener en cuenta todo lo que se ha dado y todo lo que se puede dar. La intuición no es mero instinto, es el instinto más el conocimiento que tenemos de las cosas y de como éstas suelen desarrollarse.

La intuición es dejar que nuestra mente, junto con nuestro corazón, decidan en base a lo que "queremos" y a lo que "sabemos" que puede llegar a darse.

Pero lo que es esencial que entre intuición y decisión tiene que darse lo más importante, saber construir lo necesario, las circunstancias para que se pueda dar aquello que queremos que se de en nuestra vida.