15/9/14

El arte de enseñar.


Escuchaba hace poco a una madre preguntarle a su hijo porque hacía fuera de casa cosas que en casa no hacía y cuando no lo veía. Es algo que posiblemente sucede muy a menudo. Pero lo que sí me vino a la mente es el concepto de educación que muchas veces tenemos.
  • ¿Transferir conocimientos? No me identifico con ello. El resultado de ello es tener fotocopias de personas incapaces de pensar por si mismos y que sí piensan aquello que nosotros le decimos.
  • ¿Transmitir y exigir unos valores? Tal vez, aunque lo de exigir me resulta un poco autoritario y la mínima de cambio pueden cambiar de valores cuando tienen otras personas en frente que le ofrecen algo diferente.
  • ¿Ayudar a pensar por si mismos y a saber tomar decisiones libremente aunque difieran de las nuestras? Pues es algo que está más cerca de lo que yo considero educación pues creo que las personas no somos fotocopias de nadie y, es más, tenemos mucho de personal y genuino que ofrecer al mundo.
  • ¿Ofrecer espacios de creatividad donde las personas pueden construir "su propia vida" con libertad y autonomía, incluso abriendo nuevos caminos y posibilidades dentro de su propia identidad como persona? Pues sí. Me identifico con esa imagen de la educación, una educación en la que nada está terminado dentro de la persona y en la que enseñar y aprender es una constante  dinámica de la vida.
Tal vez es bonito y duro educar. Bonito porque ayudas a crecer en libertad y en la propia identidad de la persona. Duro, si es que así podemos llamarlo, porque educar en la libertad y en el crecimiento personal lleva a la autonomía, y la autonomía puede llevar a lo distinto y a lo diferente, a lo que puede llegar a no gustarnos.

Pero como decía Khalil Gibrán: