3/12/14

Disciplina


La disciplina es parte o gran parte de lo que hace posible que nuestros logros se hagan realidad. A todos nos cuesta y somos muchos los que abandonamos muchos proyectos por esa falta de disciplina, de constancias y de hábitos en nuestra vida. ¿Cómo conseguirla?
  • Ser conscientes de donde nos falta esa disciplina. No siempre nos falla en todas las áreas de nuestra vida. Hay aspectos en los que nos dejamos llevar por la falta de esfuerzo y de compromiso. La humildad de saber reconocer donde estamos y donde necesitamos crecer es el principio del camino. No podemos ir a ninguna parte si previamente no sabemos desde donde tenemos que partir.
  • Los pasos a dar. Yo me conozco a mi mismo y se donde flaqueo, así como se los pasos que tengo que dar para subsanar esas debilidades. Ser consciente de lo que tengo que hacer y de los pasos que tengo que dar es imprescindible. Si saltar inmediatamente de la cama nada más sonar el despertador me ayuda a no permanecer más tiempo en la cama, ¿por qué no ponerlo a unos cuantos metros de la cama? Sería un primer paso que me obliga a levantarme. El segundo ya habría que buscarlo para no apagarlo y volver a la cama. Pero buscar los pasos, planificarlos y ver las acciones que voy a tomar frente a posibles obstáculos es ya tener un plan en mente con el que actuar en cada momento.
  •  Adición vs. gratificación. Saber postergar ciertas cosas hacen que nosotros controlemos las situaciones y no que las situaciones nos controlen a nosotros. Tener en mente que elegimos algo nos ayudará a quitar de la mente que abandonamos otra cosa. Lo que queremos y deseamos tiene que estar por encima de lo que abandonamos. Una meta en positivo.
  • 21 días. Dicen que los nuevos hábitos tardan unos 21 días para integrarse plenamente en el cerebro. Fijarse este primer plazo sería una gran meta. A partir de esos 21 días implementar otros tantos para conseguir nuevos elementos que nos ayuden a autodisciplinarnos.
  • Una agenda donde ir escribiendo los avances y los baches y ante éstos últimos no sentirse mal sino como un elemento que nos ayude a conocernos mejor a nosotros mismos y a ver los obstáculos como un reto más que una dificultad.
  • Celebrar los logros. Es importante celebrarlo porque nos ayuda a subir el autoestima y porque aumenta la motivación al hacernos conscientes de que vamos avanzando hacia el objetivo deseado.
  • La meta es un punto de referencia más que el punto de partida. Y es que somos proclives a ver más lo que falta que lo que ya hemos conseguido, lo negativo que lo positivo. Saber valorar cada paso dado y conseguido aumentará nuestra actitud y visión positiva de nosotros mismos y de la vida.