16/2/15

Ser lo que realmente somos.


Me llamó la atención esta frase de Einstein porque refleja una realidad que palpamos en nuestro día a día, sobre todo vemos como las expectativas que tenemos de otras personas se vuelven contra nosotros o las que otro tienen de nosotros nos llegan a satisfacerlos. 

La realidad es que cada es único y cada persona tiene algo en su vida que puede hacer casi casi a la perfección siempre que lo trabaje y le dedique tiempo. El problema radica cuando intentamos satisfacer las expectativas de otros y dejamos de ser fieles a nosotros mismos y a lo que es natural a cada uno. 

Podemos intentar que otros hagan lo que nosotros queremos, pero la experiencia dice que nunca serán los suficientemente bueno en ellos y lo que puede ser peor es que nunca serán plenamente felices con ello o nunca se sentirán plenamente satisfechos con lo que hacen.

Si revisáramos nuestra vida nos daremos cuenta de que deseamos que llegue pronto el fin de semana o postergamos las cosas hasta que no nos queda más remedio que hacerlas. Al final hacemos las cosas por obligación y no por devoción o por amor al arte.

La etapa más feliz de nuestra vida dice que es la niñez. Al menos es en la que más sonreímos y menos nos damos cuenta del tiempo que pasa. ¿Será porque hacemos lo que nos gusta y le dedicamos el tiempo en cuerpo y alma?

Lo que mayor felicidad nos da a cada uno de nosotros es la sensación de sentirnos útiles en la vida. Nos sentimos así cuando realizamos aquello con lo que nos identificamos. Y nos sentimos mal cuando no nos sentimos útiles o cuando la vida parece vacía, no nos dice nada o carece de sentido.

El mejor regalo que nos podemos hacer a nosotros mismos es sentirnos útiles haciendo aquello con lo que nos identificamos. El mejor regalo que podemos hacer a los demás es permitir que se sientan útiles por si mismos u portadores de vida a los demás a través de lo que hace posible ese sentimiento. Cuando nos cortamos las alas de la vida que llevamos dentro, o cortamos las de otros hacemos que los sentimientos de inutilidad crezcan y nos sintamos mal. 

La mejor manera de sentirse bien y útil es siendo nosotros mismos y haciendo crecer en nosotros lo que nos hace sentir bien.