15/4/15

Si buscas, no encuentras.


«¿Qué hace falta para alcanzar la Iluminación?», preguntaron los discípulos.  
Y respondió el Maestro:  
«Hay que averiguar qué es lo que cae en el agua y no produce ondas, se mueve entre los árboles y no hace ruido, atraviesa un prado y no mueve una sola brizna de hierba».  
Después de reflexionar durante semanas, los discípulos se dieron por vencidos:  
«¿ Qué cosa es ?»  
«¿Cosa?», preguntó el Maestro. «¡No es ninguna cosa!»  
«Entonces, ¿no es nada?»  
«Ésa sería una forma de decirlo. . .» 
«¿Y cómo podemos buscarlo?» 
«¿He dicho yo que hubiera que buscarlo? 
Se puede encontrar, pero no se puede buscar. 
Si se busca, no se encuentra».
Tony  de Mello

Tony de Mello siempre me ha gustado leerlo. Encierra una gran sabiduría que compagina la espiritualidad cristiana y la oriental. El pensamiento de hoy creo que encierra una gran verdad que muchas veces experimentamos nosotros en la vida, aunque también es cierto que a quien busca, diría Jesucristo, encuentra. ¿Contradicción entonces? No creo.

Muchas veces hemos tenido la experiencia de querer recordar algo sin conseguirlo. De repente cambiamos de escenario, nos olvidamos de la búsqueda, nos centramos en otra cosas y de repente viene la respuesta. A veces la búsqueda se encierra en una respuesta tan concreta que aprisiona nuestra mente, nos impide ver, observar y pensar.

En otras áreas de la vida tanto a nivel personal como laboral puede ocurrirnos otro tanto de lo mismo. Estamos tan obcecados en los objetivos y en las metas que nos olvidamos de observar lo nuevo, lo imprevisible, lo diferente  o lo que no esperamos de tal manera que en vez de encontrar y valorar lo que la vida nos ofrece nos centramos en lo que no tenemos y queremos conseguir. Víctimas de la ansiedad vemos que nos perdemos el presente.

La vida es muchas veces imprevisible y en ello encierra una gran cantidad de retos, posibilidades, misterios y grandezas que sólo a nosotros nos toca averiguar, experimentar y valorar.