16/4/15

¿Autocompasión? ¿Resentimiento?



El Maestro era realmente despiadado con quienes se complacían en la autocompasión o en el resentimiento. «Recibir un agravio», decía, «no significa nada, a menos que uno insista en recordarlo».


La fuerza y el poder del pensamiento es una realidad, así como lo es que en cada momento del día somos nosotros los que elegimos lo que pensar, pensar en cosas negativas o pensar en las negativas, pensar en lo que nos ayuda a avanzar o pensar en lo que nos frena y nos hace retroceder. Somos nosotros los que pensamos, los que elegimos los pensamientos y los que decidimos por donde nuestra vida a encaminarse.

Hay quien vive confortablemente en su sentimiento de víctima, de persecución o de negatividad. Tal vez sea un mecanismo de autodefensa para elevar el autoestíma, el centro de atención o el protagonismo frente a otros. La madurez consiste en la aceptación de sí mismo, el saber disfrutar de lo que uno es y lo que uno vive eso sí, intentando saber vivir cada momento, mejorar y progresar en la medida que que pueda.

¿Por qué mantener los resentimientos en la vida? ¿Qué ganamos con mantener una actitud de odio o de rabia? El agravio, la ofensa solo tienen sentido en la medida en que nosotros queramos recibirlo y dejarlo habitar en nosotros, pero solo encontraremos vida, felicidad y paz en la medida que escojamos aquello que nos ayude a vivir cada momento.