5/5/15

La sexta mirada.



Si ayer hablaba de las cinco miradas que debemos tener en cuenta en nuestra vida a la hora de afrontar nuestros proyectos y deseos, hoy me gustaría añadir una más que se me quedó en el tintero y que no estaba dentro de las que me habían enviado de regalo: la mirada hacia uno mismo. Y me vino a la mente después de escuchar una entrevista a Amaya Valdemoro, jugadora de baloncesto española y considerada como la mejor de la historia dentro del baloncesto español.

Le oía hablar de que en su vida todo estaba orientado hacia el éxito. No había medias tintas. Tenía que ser la mejor. No había otras alternativas. Y eso es fruto de la mirada interior que cada uno tiene hacia sí mismo y hacia lo que quiere de la vida. Las miradas hacia adelante, atrás, hacia los lados, abajo y arriba carecen de importancia si uno no es capaz de mirarse hacia si mismo y verse como alguien importante para sí mismo y con grandes proyecciones.

Creo que la mirada hacia uno mismo es la base de todo. Ya lo decía Jesús en el Evangelio, "amarás al prójimo como A TI MISMO. No es posible amar la vida, a los demás si previamente no nos amamos y cuidamos a nosotros mismos. Es esa mirada la que nos motivará, impulsará y llenará de energía, ilusión y credibilidad ante nosotros mismos y ante los demás.

Una mirada que, por desgracia, muchas veces está subestimada, infravalorada e incomprendida como falsa humildad. Primero tenemos que ser, para dar desde lo que somos.