13/7/15

Conócete a ti mismo.



Una de las frases de Tales de Mileto, uno de los 7 sabios de la Antigua Grecia. Frase realmente llena de sabiduría pero que entraña un gran temor entre los seres sociales. Siempre he conocido a mucha gente que me comentaban que les molestaba que la gente les hiciera preguntas. La razón es que la pregunta nos enfrenta a nosotros mismos y nos pide que nos definamos como persona. Definirse, bien sea con palabras o cono toma de decisiones es difícil. Nos deja al descubierto y somos vulnerables. No nos gusta que nos vean tal y como somos. Somos recelosos de nuestra intimidad y quedarnos desnudos ante los demás nos hace sentir que se nos pone en evidencia. ¿Por qué será? Hasta en la historia de Adán y Eva aparece reflejada esa sensibilidad hacia la desnudes total, cuando antes del pecado no había problema ninguno de andar desnudos por el paraíso. El problema estriba en que ni ellos ni nosotros nos aceptamos como somos cuando no queremos mostrarnos tal y cual somos.

¿Qué nos impide el conocernos a nosotros mismos?
  • Las distracciones cotidianas. Estamos sumergidos en un mundo donde toda va rápido, vuela. No encontramos el espacio para nosotros mismos, para relajarnos y para, simplemente, analizarnos de forma positiva. Hemos entrado en el ritmo frenético de la vida y tan inmersos estamos que nos olvidamos de nosotros mismos, de lo que somos, de lo que pensamos, de lo que hacemos y de los motivos por los que hacemos todo ello.
  • Las barreras psicológicas:
  • Pudor, modestia, soberbia o simplemente desconocimiento, a negar nuestros defectos y nuestras virtudes.
  • El conocimiento de uno mismo pasa por una toma de conciencia que se relaciona mucho más con los sentimientos y que requiere de tiempo, reestructuración de nuestros conceptos y confrontación con la propia realidad.
  • La no aceptación de uno mismo o el miedo  a vernos tal y como somos, es decir, a una falta total de autoestima y de amor hacia uno mismo.

  • La posibilidad de ver contradicciones dentro de nosotros mismos. 
El conocimiento es la base de la confianza, sin vanidad ni falso orgullo y el autoconocimiento es la base para una auténtica relación con nosotros libres. La base para sentirnos auténticamente libres.